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Ha nacido una estrella
El gobernador se convierte en favorito de los republicanos para sustituir a Barack Obama en la Casa Blanca en 2016
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarHay políticos que no tienen pelos en la lengua y uno de ellos es Chris Christie, desde ayer favorito de los republicanos para suceder al presidente Barack Obama en la Casa Blanca. Al celebrar su impresionante victoria como gobernador de Nueva Jersey, el orondo político con vocación de líder no dedicó sus 15 minutos de gloria a explicar las líneas maestras de su segundo mandato, sino a contar a sus correligionarios cómo se ganan unas elecciones.
«No apareces de pronto seis meses antes de las elecciones, lo haces cuatro años antes», dijo, predicando con el ejemplo. El año pasado aprovechó la invitación de Mitt Romney a la Convención del Partido Republicano, no para apoyar al candidato presidencial, como es de recibo, sino para vender sus propios méritos. Christie cree tener la fórmula de la victoria al presentarse como un conservador moderado capaz de dialogar con todas las facciones y de poner el bien de su pueblo por delante de las diferencias ideológicas. El martes, al ganar por 22 puntos un Estado de mayoría demócrata que el propio Obama ganó por 17 puntos en noviembre pasado, demostró que lo suyo son más que palabras. «Si podemos hacer esto en Trenton (Nueva Jersey), a lo mejor los tipos de Washington DC deberían encender la televisión ahora mismo y ver cómo se hace», espetó.
Christie, un conservador declarado que ha hecho todo lo posible para bloquear iniciativas como los matrimonios homosexuales o la legalización de la marihuana, ha ganado con el apoyo de un 32% de los demócratas, para desmayo de su rival Barbara Buono, que acusó a los líderes de su partido de traición. «Los jefes políticos del Partido Demócrata, algunos electos y otros no, han hecho un trato con el gobernador a pesar de que éste representa todo lo que se supone que están en contra», acusó.
El Partido Demócrata sabía que no podía competir con el carisma del gobernador que salió reforzado de la tragedia de 'Sandy' en Nueva Jersey. Un 85% de quienes le votaron el martes aprueba su gestión en ese desastre. Una semana antes de que el país votase al presidente, Christie no dudó en abrazar a Barack Obama y alabar su liderazgo y la ayuda que estaba prestando a las zonas afectadas. Muchos republicanos le culpan por ello de la derrota de Mitt Romney, que llegó a considerarle para vicepresidente.
Como represalia, durante el último año Christie ha sido excluido de las grandes conferencias del partido conservador. Muchos analistas creyeron que no podría remontar ese rencor para representar a la formación en las presidenciales, pero después de la contundente victoria del martes lo que no puede hacer el partido es ignorar sus logros.
La nostalgia del país unido que prometió Obama en 2008, que sin embargo está más enconado que nunca, como demostró el mes pasado el cierre parcial de la Administración federal, hace mella. «Esta noche, una América desanimada y enfadada con el Gobierno disfuncional de Washington, mira a Nueva Jersey y dice incrédula: '¿Está pasando lo que pienso que está pasando? ¿La gente se está uniendo?'», interpretó el gobernador.
Hispanos y mujeres
Christie ha triunfado prácticamente en todos los grupos sociales, de entre los que destacan especialmente dos sectores demográficos que fueron el talón de Aquiles de Romney: las mujeres y los hispanos. Christie ha sacado más votos hispanos que los propios demócratas, un grupo que favoreció a Obama por 73-26. El gobernador al que no se conoce precisamente por sus maneras delicadas también ha conquistado a la mayoría de las mujeres, a pesar de que su rival era mujer. Con todo, las encuestas a pie de urna indican que los mismos que le reeligieron el martes preferirían a Hillary Clinton en 2016, si esa fuese la elección.
El margen de Christie sólo es comparable a la histórica victoria de Bill De Blasio en la vecina ciudad de Nueva York, donde no había ganado un demócrata desde 1989. Su triunfo, sin embargo, se debe a la fatiga de 20 años de alcaldes dedicados a cortejar a las grandes corporaciones que han convertido la ciudad en un parque de atracciones para las clases más adineradas, matando así el espíritu bohemio y la diversidad que la caracterizaba.
Más interesante para las proyecciones internas de cara a 2016 es Virginia, donde por primera vez en más de tres décadas un demócrata ha ganado el gobierno del estado mientras un correligionario suyo ocupa la Casa Blanca. A diferencia de Christie, Terry McAuliffe no ha ganado por su carisma, sino por el empuje del Partido Demócrata, que ha invertido en su campaña cantidades obscenas y todo el peso de los Clinton, amigos personales del ex secretario general del Partido Demócrata. El propio Obama hizo campaña por él en los últimos días, pero se cuidó de mencionar el presunto gran logro de su presidencia, la reforma sanitaria. Al final, McAuliffe ganó, pero por apenas tres puntos, mucho menos de lo que se le auguraba.
Ese escaso margen y las encuestas a pie de urna han demostrado a los republicanos que los demócratas están sufriendo un desgaste más serio de lo que se pensaba por la mala implementación de la reforma sanitaria. Además, los electores reparten cada vez más la culpa del cierre de la Administración federal (45% para el presidente y 48% para los republicanos del Congreso).