EE UU se oxigena en las urnas
Aires de progreso para la Alcaldía de Nueva York y un posible aspirante presidencial desde Nueva Jersey
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarUn ramillete de elecciones locales que se celebrarán hoy por todo EE UU dejarán lecciones para otras futuras mucho más importantes, incluyendo el año que viene quién controla el Congreso, o en 2016 quién sucederá a Barack Obama en la presidencia.
En las tres más importantes, las cartas parecían echadas de antemano: Bill de Blasio será elegido hoy nuevo alcalde de Nueva York, en sustitución del multimillonario Michael Bloomberg, que ha pasado 12 años al frente de la Alcaldía y es responsable de su recuperación tras los atentados del 11-S. En Nueva Jersey, el gobernador Chris Christie será reelegido por goleada, lo que le consolidará como figura nacional y le convertirá en favorito para representar al Partido Republicano en las presidenciales de 2016, donde todo el mundo da por hecho que Hillary Clinton será la candidata demócrata. La ex secretaria de Estado y su marido se han volcado en apoyar a su buen amigo y exdirector de campaña Terry McAuliffe, al que las encuestas daban seis puntos de ventaja para ser elegido gobernador de Virginia, un Estado clave para las presidenciales.
En ninguna de las citas se podrá valorar el peso de los activistas del Tea Party, que no malgastan esfuerzos en batallas imposibles. Su interés se centra en pequeñas ciudades de la América Profunda donde ponen a prueba la fuerza de su discurso e intentan tomar posiciones para las legislativas del año que viene. Están aprendiendo, por ejemplo, que la intromisión masiva de las organizaciones financiadas por los hermanos Koch en pequeñas ciudades tiene un efecto contrario al deseado, por lo que si de verdad quieren influir en los importantes distritos legislativos que se juegan en 2014 tienen que invertir más en los movimientos locales de base. Justo lo que están haciendo.
Ganar desde la izquierda
De las tres principales elecciones en juego, es la de De Blasio la que sacude los convencionalismos de la política estadounidense. Desde Bill Clinton en 1992, el Partido Demócrata ha conducido sus campañas con la idea de que para ganar necesita camuflar las ideas de izquierda y vencer con la carta de moderado. El sucesor de Bloomberg, sin embargo, ha llegado a sacar hasta 40 puntos en las encuestas a su rival republicano Joe Lhota con una agenda centrada en luchar por la clase media y los desfavorecidos, construir vivienda asequible y gravar a los ricos con nuevos impuestos para sufragar la educación preescolar gratuita.
De Blasio es un izquierdista convencido que no pide disculpas por ello. Quizás por eso nunca pensó que podría ganar cuando lanzó su candidatura. Incluso sus predecesores demócratas en la Alcaldía de Nueva York, Ed Kock y David Dinkins, cuyos mandatos se remontan hasta 1978, eran considerados moderados. En tres décadas y media de gobiernos liberales, la Gran Manzana se ha convertido en la zona recreativa de Wall Street. El alquiler medio de un estudio en Manhattan roza los 3.000 dólares (2.220 euros). De Blasio será el primer alcalde electo que vive en Brooklyn, donde la media de los alquileres es similar pero el espacio da para tener una familia.
Por eso la promesa más popular de De Blasio es construir 200.000 viviendas asequibles, para lo que tendrá que conseguir aprobación de los concejales, que han permitido a Bloomberg entregar todos los terrenos públicos a grandes inmobiliarias. Del éxito de su gestión dependerá que otros demócratas empiecen a ver la política social como una carta ganadora, en un momento en que la filosofía conservadora del Tea Party la ha vetado del vocabulario público.
En la estela del 'Sandy'
Quien puede presumir de gestión, aunque sea por gracia de la desgracia, es el gobernador de Nueva Jersey. Hace cuatro años ganó a su predecesor Jon Corzine por apenas tres puntos y hoy la única duda es si vencerá a su rival demócrata Barbara Buono por 20 o por 30 puntos. Los expertos creen que de eso dependerá que los demócratas mantengan o no el control de la Asamblea estatal, porque a los electores les gusta la personalidad directa y sin tapujos de Christie, no sus políticas.
El carismático gobernador ganó adeptos el año pasado tras el paso del ciclón 'Sandy' cuando abrazó a Obama en vísperas de la reelección y alabó su gestión. Los ciudadanos agradecieron que pusiera a un lado las batallas políticas, pero sus correligionarios en Washington no le han perdonado el espaldarazo al presidente. Paradójicamente, sí lo ha hecho Mitt Romney, que incluso le consideró para vicepresidente pero le descartó, según el libro 'Double Down', por tener demasiados cadáveres en el armario. Romney le citó el domingo como uno de los republicanos que «podría ser el nominado y salvar al partido» en las presidenciales de 2016. «No los hacen mejores que Chris Christie», advirtió.