Hallan en un piso de Múnich 1.500 obras de arte confiscadas por los nazis en la II Guerra Mundial
El tesoro, valorado en mil millones de euros, fue acumulado por un marchante alemán, cuyo hijo guardó y vendió parte en subastas
BERLÍN.Actualizado:Cientos de cuadros de docenas de artistas de renombre guardados durante décadas en la oscura, desordenada y sucia vivienda de un anciano de 80 años en Múnich. Un auténtico tesoro que los expertos a los que se remite el semanario alemán 'Focus', que ha revelado la noticia, cifran en unas 1.500 obras con un valor de más de mil millones de euros, tasación que, dicen, podría quedarse corta. Todas ellas consideradas desparecidas y dadas por perdidas desde el final de la II Guerra Mundial, como muchas que fueron destruidas por los nazis al considerarlas 'arte degenerado' o que ardieron en los incendios y bombardeos bélicos.
Pablo Picasso, Henri Matisse, Oskar Kokoschka, Marc Chagall, Franc Marc, Emil Nolde, Paul Klee y Max Liebermenn, entre otros, figuran en la impresionante y larga lista de autores que forman parte de esta 'pinacoteca' privada que se ocultaba en una modesta vivienda de la capital de Baviera, acumuladas sobre estanterías de fabricación artesanal. La revista revela que el hallazgo del tesoro lo realizaron en la primavera de 2011 funcionarios de aduanas germanos, pero que la operación se ha mantenido hasta ahora en el más absoluto de los secretos.
Las obras habían sido compradas en los años 30 y 40 del siglo pasado, en plena época nacionalsocialista, por el historiador y marchante de arte Hildebrandt Gurllit. El experto se dedicó esos años a adquirir piezas confiscadas por 'degeneradas' o robadas a sus propietarios judíos por el régimen de Adolf Hitler. El que fuera director de Museo König Albert de Zwickau era un apasionado del arte moderno, una de las causas que le hizo caer en desgracia ante los nazis y perder su puesto, además de por su ascendencia en parte judía. Pese a todo y dados sus conocimientos, el régimen de Hitler le contrató para trabajar en el 'Proyecto Especial Linz', con el que el 'Führer' pretendía crear en la ciudad austríaca un gran museo de arte al que llevar las piezas más relevantes de los saqueos que sus tropas realizaron en los museos de media Europa.
Hildebrandt Gurlitt recibió además el encargo del Ministerio de Propaganda que dirigía Joseph Goebbels de vender en el extranjero las obras de 'arte degenerado' que se iban retirando de museos alemanes o confiscando a coleccionistas particulares, sobre todo judíos. En esa operación de 'limpieza' artística desaparecieron también cientos de obras cuyo paradero se desconoce, o desconocía, hasta ahora. Al término de la guerra el historiador de arte superó sin problemas una prueba de desnazificación por sus orígenes judíos y su no pertenencia a organizaciones nacionalsocialistas y fue director de la Sociedad de Arte de Renania y Westfalia en Düsseldorf.
A su muerte en 1956, según revela 'Focus', su hijo Cornelius Gurlitt heredó el tesoro y lo mantuvo oculto durante mas de medio siglo en su piso en el barrio muniqués de Schwabing, convertido en un caótico almacén en el que no permitía poner un pie a nadie.
En un rutinario control aduanero a la búsqueda de evasores fiscales en un tren que regresaba de Suiza a Múnich, Cornelius Gurlitt cayó en manos de los funcionarios germanos al portar una apreciable cantidad de dinero injustificable. Abrieron una investigación, consiguieron una orden de registro de su vivienda y descubrieron asombrados la gran cantidad de obras de arte que acumulaba en sus cuatro paredes.
Todas ellas fueron retiradas y trasladadas a un almacén de alta seguridad de las Aduanas Alemanas en Garching, localidad al norte de Múnich, donde, desde entonces, la historiadora y experta en arte Meike Hoffmann trata de averiguar el origen y valor de los cuadros. Sus investigaciones, de carácter provisional y aún en curso, han revelado que al menos 300 de las obras son piezas de 'arte degenerado' consideradas perdidas y que para no menos de 200 cuadros existen reclamaciones oficiales de búsqueda de sus antiguos propietarios, museos o particulares, o sus herederos.
'Focus' destaca que la fiscalía de Augsburgo, encargada del caso, ha abierto un procedimiento contra Cornelius Gurlitt como sospechoso de fraude fiscal. Asimismo señala que el anciano, que se encuentra en libertad, ha vivido durante todos estos años de la venta de obras de la colección acumulada por su padre. Después del registro de su casa pudo subastar al menos un cuadro de Max Beckmann a través de la casa Lempertz de Colonia por 864.000 euros.
Además, revela que entre las obras almacenadas por Gurlitt se encuentra un cuadro de Henri Matisse que perteneció al coleccionista judío Paul Rosenberg. En su huida de los nazis a París, Rosenberg se vio obligado a dejar en Alemania su colección de arte. Su nieta, Anne Sinclair, la esposa del antiguo banquero internacional y exdirector del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn, lucha desde hace años por localizar y recuperar los cuadros que los nazis robaron a su antepasado.
La fiscalía de Augsburgo subrayó ayer que Cornelius Gurlitt solo es investigado por fraude fiscal y se negó a dar más detalles del caso, advirtiendo de que esa es la postura que mantendrán otras instancias oficiales. Al parecer, las autoridades guardan mutismo sobre el caso por tratarse del delicado tema del arte confiscado y robado por el nazismo. No quieren hacer pública la colección acumulada por Hildebrandt Gurllit hasta que no se conozca el origen e historia de cada una de las piezas inesperadamente recuperadas.
Meike Hoffmann, la encargada de tan complicada labor, es la coordinadora del Centro de Investigación de Arte Degenerado de la Universidad Libre de Berlín, que desde hace diez años trata de localizar las obras que los nazis despreciaban y trataron de hacer desaparecer de Alemania. El centro cuenta con una base de datos informática única en la que los investigadores berlineses ponen a disposición de todo el mundo sus conocimientos y para la que solicitan también la colaboración de museos y particulares.