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El magnate brasileño caído en desgracia

Eike Batista, símbolo del auge económico del país, se dirige a la quiebra al verse incapaz de afrontar sus deudas de miles de millones de euros

MARCELA VALENTE
BUENOS AIRES.Actualizado:

Era el séptimo entre los 10 hombres más ricos del mundo en 2012 y alardeaba de estar en camino de superar al mexicano Carlos Slim, que desde hace tiempo se sostiene en el primer puesto del ranking de la revista 'Forbes'. Pero su imperio -que se expandió con velocidad de vértigo en menos de una década- se derrumba estos días como un castillo de naipes. ¿Qué le pasó a Eike Batista? Simbolizaba el nuevo Brasil, el que dejaba atrás la imagen de un país atrasado para convertirse en una potencia emergente. Pero la impericia convirtió rápidamente al exitoso líder del grupo EBX en un vendedor de ilusiones que clama por un salvavidas.

El ministro de Hacienda, Guido Mantega, admitió que Batista «causó un problema a la imagen de Brasil y de la Bolsa». De acuerdo a la agencia Bloomberg, especializada en información económica, la fortuna del magnete pasó de 34.500 millones de dólares (unos 25.500 millones de euros) en marzo de 2012 a 2.143 millones de euros en julio de este año. La caída se aceleró esta última semana cuando la empresa insignia del grupo, la petrolera OGX, quedó a las puertas de ir a la quiebra por su imposibilidad de enfrentar vencimientos de deuda.

La crisis se venía gestando desde mediados de 2012 cuando la firma anunció que la producción del yacimiento Tiburón Azul, en las costas de Río de Janeiro, sería menor de lo previsto debido a las dificultades para la extracción. Pero en octubre, una auditoría externa informó sobre otro error de cálculo aún peor y cercano al fraude. La consultora De Golyer et MacNaughton reveló entonces que las reservas de crudo que albergaba otro yacimiento bajo explotación de OGX, Tiburón Martillo, no eran de 285 millones de barriles sino de apenas 108,5 millones. El informe, demoledor, causó una caída de las acciones de la empresa y del grupo, que derivó en las dificultades de Batista para enfrentar las deudas.

Desplome de las acciones

Esta semana, después de ingentes esfuerzos para aplazar esos compromisos, las gestiones fracasaron. La deuda de OGX es de 3.600 millones de dólares (2.660 millones de euros) y el ya exhombre más rico de Brasil no puede pagar. Sobrevino así el inicio de lo que se considera como la mayor bancarrota de una corporación latinoamericana. El jueves la firma pidió protección judicial de sus acreedores. Si los tribunales aceptan, se abrirá una instancia de 60 días para renegociar. Pero la suerte ya parece estar echada. Las acciones de OGX, que habían llegado a cotizar a 23 reales -la moneda brasileña- por unidad en marzo de 2012, cayeron el jueves a 0,13 reales. El imperio Batista se desploma sin remedio y arrastra a otras empresas que el grupo tiene en Brasil y en la región.

Hijo de un ministro de Minería y Energía y de una alemana, Batista, de 56 años, fue vendedor de pólizas de seguro en su primera juventud hasta que encontró una veta rápida para enriquecerse. Con sólo 25 años, compraba oro a productores de la Amazonía para venderlo en Río de Janeiro. Siempre acompañado de bellas mujeres, estuvo casado dos veces y es amante de las lanchas deportivas, los automóviles y las fiestas. Su objetivo, decía, no era sólo ser el hombre más rico de Brasil «sino también el más generoso». A Slim le había dicho que su meta era superarlo.

El grupo lleva las iniciales de Bastista (EB) seguidas de la X que simbolizaba para él la multiplicación de su fortuna. Así nacieron OGX, de petróleo, MMX de mineral de hierro, MPX de energía y gas natural, LLX de logística de puertos, OSX de astilleros y servicios off shore -en vías de ser la próxima a caer- la REX de inmuebles, la IMX de eventos deportivos, la SIX de soluciones tecnológicas, y así.

Consciente de lo que venía, Batista había vendido en mayo su avión Embraer Legacy por 14 millones de dólares (10,3 millones de euros). Fue el comienzo de una serie de operaciones de venta de activos. Su segunda esposa, la joven abogada y modelo Flavia Sampaio, estaría negociando un retiro voluntario de la escena con una fuerte indemnización, según señalan versiones periodísticas.

En su familia, el empresario había tenido que enfrentar otro disgusto que presagió la quiebra. En junio, su hijo Thor, de 24 años fue condenado a pagar 500.000 dólares (369.000 euros) y a hacer trabajo social durante dos años con víctimas de accidentes de tránsito. Fue luego de que se le acusara de homicidio culposo al atropellar a un ciclista con su Mercedes Benz, conducido a 135 kilómetros por hora. El joven se dedicaba al negocio de las discotecas en Río de Janeiro, y pese al mal trago que hizo vivir a sus seres queridos, su padre lo nombró en septiembre director del grupo EBX que ahora se desvanece.