El PSOE pone de gala su nuevo proyecto en plena convulsión interna González y Zapatero 12.617 enmiendas
Los debates sobre el liderazgo y el modelo territorial amenazan con eclipsar el evento estrella del mandato de Alfredo Pérez Rubalcaba
MADRID.Actualizado:El PSOE está a las puertas de la cita que, en el diseño racional de los estrategas del partido y sobre el papel, debería marcar un hito en su trayectoria. Una gran Conferencia Política que se mira en aquel Congreso de 1979, en el que Felipe González dio un golpe de mano para abandonar el marxismo y lanzar un proyecto de modernización de España. Solo que el partido se enfrenta ahora a debates más prosaicos que amenazan con frustrar tan ambicioso objetivo. A una semana del cónclave, el debate territorial ha vuelto a agitar las aguas internas. Y Alfredo Pérez Rubalcaba ha logrado contener a duras penas las ansias de distintos barones por poner fecha a las elecciones primarias bajo la promesa de un acuerdo definitivo de aquí a final de año.
El caso es que ni siquiera el propio González -que participará en la Conferencia dirigiendo un foro sobre globalización- ha sido capaz de mostrar demasiado entusiasmo con el proyecto que la actual dirección del partido ha diseñado para acompasar su pensamiento al de una sociedad que nada tiene que ver con la de los inicios de la democracia y que se enfrenta al reto de construir un país «más cohesionado y más justo», según el propio análisis socialista, con las limitaciones que la cesión de soberanía a la Unión Europea implica. «¿Estamos iniciando nuevos caminos? Honradamente, todavía no lo veo. Entre otras cosas porque creo que no nos atrevemos. Eso es lo que me duele. No porque no lo comprendamos, sino porque no nos atrevemos», dijo el expresidente del Gobierno este mismo jueves en un ciclo de conferencias de UGT sobre la salida de la crisis.
El documento que el PSOE someterá a debate, no solo de sus militantes sino de un número importante de representantes institucionales, de colectivos sociales o expertos invitados, durante el próximo fin de semana consta de casi 400 páginas en las que se propone, entre otras cosas, una reforma constitucional que fije un Estado de bienestar mínimo y homogéneo para todo el territorio y que blinde la sanidad como derecho fundamental; una batería de reformas legislativas que podrían dar respuesta a anhelos de participación como los expresados en las movilizaciones del 15M; una reforma fiscal que pretende evitar que clases medias y pymes sean los grandes paganos del sistema y que contempla en el IRPF de la rentabilidad que produce toda riqueza patrimonial, y modificaciones legales para contener la brecha salarial, por ejemplo, condicionar las retribuciones de altos directivos y miembros de consejos de administración a decisiones adoptadas en juntas de accionistas.
Y, sin embargo, la dirección del partido ha decidido dejar deliberadamente fuera de la Conferencia su propuesta de reforma del modelo territorial, su solución para atajar las tensiones producidas por las reivindicaciones independentistas de Cataluña y, en el otro lado del péndulo, aducen, la pulsión recentralizadora que se detecta en otros ámbitos. Lo ha hecho con el argumento de que ese texto ya fue aprobado en julio en los órganos pertinentes, el Consejo Territorial que agrupa a los líderes de todas las federaciones y en el Comité Federal que es el máximo rector del partido entre congresos. Pero lo cierto es que el cierre de esa propuesta de consenso -que admite múltiples lecturas en función de quién la interprete- no ha logrado enterrar la sustancial discrepancia con el PSC por eso que los catalanes llaman el derecho a decidir.
Enmiendas 'in voce'
En la dirección del partido defienden que están en su derecho de determinar qué se lleva y qué no a la Conferencia Política, pero al mismo tiempo sostienen que no por eso se está cercenando ningún debate. La prueba, dicen, es que de las más de 12.000 enmiendas presentadas a la ponencia niguna se refiere al modelo de Estado y tampoco a las relaciones entre el PSOE y el PSC. «Una cosa son enmiendas 'in voce' a la prensa -comentan en alusión a las declaraciones de Alfonso Guerra o José Bono- y otra cosa es el partido».
El partido, según el secretario de Organización, Óscar López, está «muy pegado a lo que dice la ponencia». Incluso en lo que respecta, asegura, al funcionamiento interno del partido. La Conferencia no pondrá fecha al innovador experimento de las primarias abiertas a simpatizantes y tampoco aprobará su reglamento, pero sí fijará los «criterios generales» por los que debe regirse. También abrirá la puerta a algo que se rechazó en el congreso de Sevilla pero que ahora demandan muchas federaciones, la elección del secretario general por voto directo de los militantes. El capítulo de las primarias, de acuerdo con López, tan solo ha recibido 50 enmiendas, de las que cinco o seis hablan del calendario. Pero el problema, de nuevo, no está en el papel, está en los pronunciamientos, mucho menos previsibles.