Messi, el escudo del Tata Martino
Se habla más de la racha de cuatro partidos de Liga sin marcar del ‘10’ que del debate del estilo, un alivio para el técnico
BARCELONAActualizado:Leo Messi no marca en Liga desde el 28 de septiembre, en la séptima jornada, cuando abrió la victoria (0-2) en Almería con un golazo en el minuto 21 antes de lesionarse y pedir el cambio a la media hora. Era su octava diana en una competición en la que ya se había perdido la visita a Málaga en la segunda fecha. Una microrrotura en el bíceps femoral del muslo de la pierna derecha le impidió jugar ante el Valladolid (4-1), también fue baja ante el Celtic y en los dos partidos clasificatorios de Argentina para el Mundial y reapareció en Pamplona, donde dispuso de 23 minutos para intentar romper el 0-0 sin éxito. Ese fue el inicio de su mala racha liguera, que persistió ante Real Madrid, Celta y Espanyol, aunque antes del Clásico sí marcó en la Liga de campeones en Milán (1-1).
Los números dicen que desde abril de 2011, cuando la ‘era Pep Guardiola’ afrontaba su final, no encadenaba cuatro partidos de Liga sin marcar. Y los análisis deportivos de esta fase, más allá de su pérdida de puntería, coinciden en que sólo en Vigo jugó con la intensidad que se espera del argentino, a quien en el Clásico y en el derbi se le vio poco participativo y casi desganado. Pese a todo suma 12 goles en 12 partidos entre Liga (8 en 10 partidos disputados de las 12 jornadas, en uno sólo jugó 23 minutos) y Liga de campeones (4 en 2). Sale a gol por partido en las dos competiciones principales (no marcó en los dos de la Supercopa de España ante el Atlético). Pero está en crisis.
El beneficiado de que tras el derbi contra el Espanyol la atención mediática se centre en la supuesta apatía de Messi es Gerardo ‘Tata’ Martino, quien ha encontrado un escudo inesperado en el ‘10’ en un momento en el que vuelve a recrudecerse el debate del estilo. Puede que el técnico argentino tenga alguna incidencia en la melancolía del crack, pues ante el Madrid lo ubicó en la banda derecha, donde quedó desconectado y no pudo tener la influencia habitual en el juego. También el viernes en el derbi apareció durante varios minutos de extremo derecho. No es lo que le mejor le va a Messi, pero sí sirve para confundir a equipos que durante toda la semana han preparado la forma de defender al ‘falso 9’ en su radio de acción. Por eso Carlo Ancelotti colocó a un central como Sergio Ramos de piviote y Javier Aguirre convirtió al prometedor centrocampista David López en una ‘farola’ por delante de los centrales. Cuando Leo cayó a la banda, los sistemas de Madrid y Espanyol dejaron de tener sentido. El Barça, como equipo, salió beneficiado y Messi, como individuo, salió perjudicado. Se intuye que al Balón de Oro actual le disgusta volver a una banda que no pisaba desde tiempos de Rijkaard, pero no protesta ni se rebela porque quiere ayudar a su paisano Martino, cada día con voces más críticas desde los entornos que añoran a Pep Guardiola.
Puede que el Tata, pese a sus impresionante números (17 partidos oficiales invicto, 11 victorias y un empate en Liga), no esté encontrando la fórmula ideal para que el Barça combine el fútbol vertical que está implantando con fases de los partidos en los que se requiere control y posesión, como tras el 1-0 al Espanyol, cuando Iniesta, Busquets y Xavi fueron incapaces de dar cinco pases seguidos pese a su calidad. Pero parece injusto recordarle una y otra vez en las ruedas de prensa en el Barça de Pep Guardiola 2010-11 cuando ni siquiera el propio técnico de Santpedor fue capaz de igualar aquel nivel en la 2011-12 de claro retroceso. Sí hay que exigirle a Martino que el equipo no pierda el control de los partidos porque una cosa es dar un paso atrás voluntario ante el Madrid para evitar que los rapidísimos Cristiano y compañía hagan daño a la espalda de la defensa y otra que un Espanyol mucho más limitado aspire al empate hasta el último minuto.