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Siria deja de ser una amenaza química

Los expertos declaran inutilizados los equipos de producción y ahora se abre la fase de destrucción de los arsenales prohibidos

MIKEL AYESTARAN ENVIADO ESPECIAL
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La hoja de ruta pactada entre Estados Unidos y Rusia para conseguir el desarme químico de Siria y evitar un ataque estadounidense se cumple, y la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) confirmó «la destrucción de los equipos de producción de armas químicas» en el tiempo previsto. La misión conjunta de la OPAQ y la ONU lleva un mes sobre el terreno y ha tenido acceso a 21 de los 23 lugares de fabricación y manipulación de este tipo de arsenales declarados por el régimen. A los otros dos ha sido imposible llegar por problemas de seguridad, pero las autoridades sostienen que fueron desmantelados antes de que los grupos armados de la oposición los alcanzaran.

Terminada esta primera fase, llega el momento de abordar la destrucción del arsenal prohibido sirio, una etapa que los expertos consideran más compleja y que debería completarse en el primer semestre de 2014. Según declaraciones de Christian Chartier, portavoz del OPAQ, a la agencia France Press, «hay 1.000 toneladas de agentes químicos que pueden usarse para elaborar armamento y 290 toneladas de armas ya preparadas», un material que estaría localizado y bajo control de los expertos de la organización internacional, que han instalado «precintos imposibles de romper».

«La misión conjunta está ahora satisfecha de haber verificado y visto destruir toda la producción crítica declarada por Siria y su equipamiento para la mezcla y llenado», recogió el comunicado oficial de este organismo con sede en La Haya, en el que el director general, Ahmet Üzümcü, destacó la labor de los ocho inspectores que se desplazaron a territorio sirio para las verificaciones, en la que calificó como la misión «más difícil que jamás ha emprendido la organización».

El éxito y la transparencia del desarme químico contrastan con el caos general en el que vive sumido un país donde la guerra avanza y la conferencia de paz de Ginebra, fijada para el 23 de noviembre, no despierta demasiado optimismo. Bashar el-Asad fue el último en referirse a la cumbre que promueven rusos y estadounidenses, de la que «no saldrá nada positivo hasta que se detenga el envío de armas a la oposición». Fue el mensaje central del presidente al enviado especial de la ONU, Lajdar Brahimi, durante su viaje a Damasco para conocer de primera mano la postura del régimen respecto a la cita de Ginebra. A diferencia de la oposición política en el extranjero, que exige la salida de El-Asad del poder como condición previa a cualquier conversación, Damasco ha confirmado que tomará parte en el diálogo. El régimen obedece las órdenes de Moscú; la oposición política y armada, sin embargo, está fuera del control de Washington.

Ataque fantasma de Israel

Israel sigue muy de cerca todo lo que ocurre en Siria y, según el canal Al-Arabiya, el Ejército hebreo habría realizado dos ataques en las últimas horas contra una base aérea en Latakia, en la costa mediterránea, y un arsenal de armas en Damasco. Los medios oficiales negaron cualquier agresión israelí y tildaron la información de «mentira y provocación», pero las redes sociales no dejaron de hablar del tema durante todo el día. La prensa israelí recogió también la información del canal de Emiratos Árabes Unidos en la que se apunta a que el objetivo de Tel Aviv fueron misiles SA-8 destinados a la milicia libanesa de Hezbolá, aliada fiel de El-Asad.

En mayo, después de realizar dos operaciones aéreas en apenas 48 horas contra Damasco, Israel quiso aclarar que su objetivo respecto a este conflicto era frenar el posible suministro de armas de última generación para Hezbolá, pero en ningún caso pretendió apoyar a la oposición armada que desde hace más de dos años trata de derrocar a Bashar el-Asad. Este fue el mensaje del abogado y miembro del Parlamento Tzachi Hanegbi, en una entrevista concedida a Radio Israel en la que enfatizó que «si actuamos es contra Hezbolá, no contra el régimen».

toneladas de agentes químicos y otras 290 toneladas de armas tóxicas componen el arsenal declarado por el régimen de Bashar el-Asad en el programa presentado el 24 de octubre.