Centenas de vecino homenajaron a los seis mineros fallecidos en la plaza del ayuntamiento de La Pola de Gordón. :: ÓSCAR CHAMORRO
ESPAÑA

El pozo donde murieron los seis mineros en León estaba siendo desgasificado

La bolsa de gas se pudo acumular en la planta inferior a la que trabajaban y que llevaba semanas sin mediciones

LA POLA DE GORDÓN (LEÓN). Actualizado: Guardar
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La mina de carbón donde anteayer fallecieron seis trabajadores por una inhalación súbita de grisú, en el que resultaron heridos otros cinco compañeros, estaba siendo desgasificada cuando se produjo la tragedia, según informaron a este periódico fuentes de la compañía consultadas.

El proceso de desgasificación se realiza al abrir nuevas galerías y avanzar en la extracción del carbón. Entonces, desde la planta superior a donde se está trabajando se pincha el yacimiento y se sondea para conocer la cantidad de gas que contiene el mineral o la posibilidad de que se hayan generado bolsas independientes de metano.

Así, con la desgasificación se elimina fluidos tóxicos para los mineros. Los fallecidos en el pozo Emilio del Valle llevaban autorescatadores con oxígeno químico, una especie de mascarillas para prevenir la intoxicación. Sin embargo, en ningún caso en un porcentaje tan alto como el que se acumuló en segundos en la galería de la planta siete de la explotación.

A la espera de que el servicio de Inspección de Minas y los peritos supervisen esa galería y cotejen la eficacia de los sondeos, ya que ayer aún había concentrado un volumen de metano «exagerado» pese a que un conducto de ventilación está sacándolo a la superficie, los técnicos barajaban dos hipótesis para explicar el siniestro.

Por una parte, si el carbón que está siendo arrancado de la veta no se extrae bien se podría formar una «campana» de metano en los puntos altos de la galería en cuestión de días. Entonces, al hundirse con la fricción del martillo se desprende todo el gas acumulado como un soplo e inunda la zona de trabajo.

Otra posibilidad, siempre a la espera de la investigación oficial, es que la bolsa de gas se pudo acumular en la planta inferior a donde estaban trabajando los seis fallecidos, es decir la octava, y se desprendió de repente sin que las víctimas tuvieran tiempo para ponerse el autorescatador, una acción que no lleva más de cinco segundos.

Esta hipótesis parte del hecho de que la planta octava, a diferencia de la séptima, llevaba semanas «sin tocarse», esto es, sin ser medida por lo que no se conocía la cantidad de gas que podía acumular la veta de carbón en ese lugar, según aseguraron las mismas fuentes.

Dolor y rabia contenida

A expensas de lo que depare la investigación, la juez del Juzgado de Instrucción número uno de León recibió la noche del lunes los resultados provisionales de las pruebas de autopsia que el Instituto de Medicina Legal practicó a los cadáveres. Y el informe determinó lo previsible, que la causa de la muerte fue una asfixia por ausencia de oxigeno.

Mientras los familiares de Carlos Pérez, Roberto Álvarez, Manuel Moure, Antonio Blanco y Orlando González velaban a sus seres queridos, un millar de compañeros mineros y vecinos de La Pola de Gordón, en la montaña central leonesa, se congregaron ayer en la coqueta plaza del ayuntamiento para rendirles homenaje. José Luis Arias, el sexto fallecido, fue enterrado ayer mismo en la localidad asturiana de Pola de Lena, donde residía.

«Se han ido seis buenos compañeros, seis amigos en el suceso más trágico para este pueblo. La mina se ha llevado seis proyectos emergentes de vida», señalaba el alcalde, Francisco Castañón, quien reivindicó la solidaridad y la dureza de los fallecidos, y tuvo también palabras de cariño para las mujeres e hijos a los que el letal grisú les ha robado media vida.

Tras concluir sus palabras se guardaron seis rotundos minutos de silencio en la plaza del ayuntamiento, uno por cada trabajador fallecido. El silencio fue sepulcral. El viento frío y racheado de la montaña solo movía la pancarta que cuelga de la barandilla principal del consistorio, y que reza: 'En defensa del carbón'. Al concluir, una mujer gritó «¡Vivan los mineros!», a lo que el resto de los asistentes respondió con un sonoro «¡Viva!» jalonado por largos aplausos.

En los corrillos posteriores no solo se respiraba dolor y tristeza, también rabia contenida por la situación del sector. Y entonces surgió un interrogante: ¿Los recortes económicos de los últimos años han afectado a la seguridad de los mineros? «Tras dos años en los que el sector estuvo a punto de desaparecer es momento de pensar si la situación de la minería y de las empresas han podido bajar la guardia en los elementos de seguridad», admitió Ángel Hernández, máximo responsable de CC OO en Castilla y León.

Más enfadado, el responsable del comité de empresa del pozo Emilio y compañero de los fallecidos, Antonio Colinas, no dudó en señalar que la tragedia fue consecuencia de los recortes en la seguridad y cargó con irritación contra el ministro de Industria, José Manuel Soria. «Lo único que ha hecho es intentar aniquilarnos. Ya es hora de que este señor dé la cara y le diga ahora a las viudas que los mineros no somos privilegiados como dijo».

El funeral de cinco de los seis fallecidos tendrá lugar hoy en el polideportivo de la cercana localidad de Santa Lucía. Posteriormente, cada minero será enterrado en su lugar de nacimiento.