La Generalitat pide a PP y PSOE que pacten una oferta para Cataluña
El Ejecutivo de Artur Mas se muestra dispuesto por primera vez a negociar una alternativa a su plan independentista
BARCELONA.Actualizado:Algo empieza a moverse en el tablero catalán. Tras la tempestad, en forma de doble choque protocolario entre la Moncloa y el Ejecutivo catalán a propósito de sendas visitas a Barcelona de Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría, parece que se impone la calma. Y también el diálogo, que ha dejado de ser un recurso retórico, ya que los principales actores que participan en el 'sudoku' territorial han retomado recientemente los contactos sobre la cuestión catalana.
Según relató ayer el líder de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, el presidente del Gobierno, el jefe de la oposición y el propio dirigente democristiano han celebrado reuniones a tres bandas en los últimos días. Así, Duran y Rajoy se vieron el 16 de octubre, el día que el político catalán avisó al presidente del Gobierno que si no mueve ficha se encontrará con una declaración unilateral de independencia. El pasado miércoles, Alfredo Pérez Rubalcaba se reunió con Rajoy 48 horas antes de su encuentro con Mas y con el líder del PSC, Pere Navarro, en el palau de la Generalitat. Una cita calificada por el Ejecutivo catalán de «importante».
El choque de trenes está un «poquito más lejos», se ha abierto «una pequeña puerta a la esperanza» para reconducir la situación en Cataluña y avanzar hacia el diálogo, dijo ayer Duran en la cadena Ser. «Comienza a haber movimientos, la solución está lejos, pero empieza a haber el diagnóstico compartido de que alguna cosa hay que hacer», admitió a su vez horas después el consejero catalán de Presidencia, Francesc Homs. La Generalitat rebajó el tono, destacó que tiene la percepción de que el menosprecio a Cataluña ya no es el mismo y señaló que cree que el diálogo reemprendido comienza a tener algo de «contenido».
Aun así, insistió en su defensa del derecho a decidir y reiteró que antes de final de año fijará la fecha de la consulta y la pregunta. Pero lo hizo más como un gesto hacia sus socios de Esquerra, con quien están en plena negociación de los presupuestos, que como una advertencia al Gobierno. Porque el Ejecutivo catalán, como ya dijo Rajoy en la carta que le envió Mas, no quiere poner plazos al diálogo.
Mover ficha
Homs y Duran, enemigos irreconciliables, se mostraron abiertos a explorar una vía alternativa a la soberanista y emplazaron al Estado a poner sobre la mesa una «propuesta atractiva», un plan B al proceso independentista que Mas, de la mano de Esquerra, inició hace nueve meses. PP y PSOE deben consensuar ahora una oferta de Estado para Cataluña, dijo Homs. La idea de la Generalitat es que con el Estatut quien propuso un encaje dentro del Estado fue Cataluña y ahora a quien le toca mover ficha es a la administración central. Eso sí, esta salida o nuevo estatus de Cataluña alternativo al estado propio deberá ser refrendado por la ciudadanía, según coincidieron Homs y Duran.
Este nuevo clima, sin embargo, solo se detecta en Cataluña porque desde el Gobierno se mantuvo el discurso de dureza. El ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, emplazó a Mas a abandonar el proceso soberanista porque es «puro ilusionismo». Si un territorio declarase unilateralmente su independencia, «ni siquiera sería Estado» y, por tanto, «no podría plantear su adhesión» a la Unión Europea, apuntó desde Lituania. El proyecto soberanista es una «vía sin salida» que puede ocasionar un «problema tremendo» para esta comunidad y para el resto de España, remató.
En la misma línea, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría apeló a la «sensatez» del presidente de la Generalitat para «evitar» las tensiones políticas y apostar por la estabilidad. La número dos del Ejecutivo central reiteró la oferta de diálogo, pero sin salirse del guión habitual, es decir, teniendo en cuenta el «irrenunciable cumplimiento de las leyes y la Constitución». El problema sigue existiendo porque Mas y sus socios siguen instalados en el camino de la «ruptura», señaló el portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso.