La Fiscalía investigará el espionaje de Estados Unidos
Abre diligencias para comprobar si existió y de ser así establecer la responsabilidad penal de los servicios secretos norteamericanos
Actualizado:El cerco se estrecha en torno al espionaje que la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) ha realizado en España en el que habrían sido interceptadas hasta 60 millones de llamadas telefónicas, entre ellas, las del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. La Fiscalía de Criminalidad Informática abrió ayer diligencias informativas para «comprobar la realidad de los hechos y sus circunstancias, así como, en su caso efectuar la oportuna valoración jurídica de dichas conductas».
Este paso del Ministerio Público, a instancias del fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, se produce «visto el contenido de la información publicada acerca de un posible acceso irregular telefónicas y electrónicas, así como a información personal de ciudadanos españoles transmitidas a través de sistemas informáticos».
La actuación de la Fiscalía tendrá como objetivo corroborar la veracidad de dichos actos de espionaje, que según el exanalista Edward Snowden llevó a cabo la agencia de inteligencia estadounidense entre el 10 de diciembre de 2012 y el 8 de enero de 2013. De concluir su veracidad, valorará a continuación si fue constitutivo de delito para, en ese caso, solicitar la apertura de un proceso penal contra sus responsables. Fuentes jurídicas sostienen que el delito de escuchas ilegales, además del de vulneración de la intimidad, es de manual.
En paralelo a la investigación judicial continúan las exigencias de todas las fuerzas políticas para que Washington ofrezca explicaciones acerca de la actividad de sus servicios secretos, algo a lo que se ha venido negando pese a que el Gobierno de Rajoy ya se lo ha solicitado hasta en tres ocasiones, la última el pasado lunes a su embajador en Madrid, James Costos.
Explicaciones pertinentes
A pesar del declarado malestar que las filtraciones de Snowden han causado tanto en España como en el resto de socios de la Unión Europea, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, suavizó ayer el tono de las críticas que el lunes vertió sobre Estados Unidos. Si entonces definió este tipo de acciones como «impropias e inaceptables» y afirmó que «podrían suponer una ruptura de la confianza entre ambos países», el jefe de la diplomacia reculó horas después y manifestó su confianza en que Washington dará pronto «las explicaciones necesarias y pertinentes». «Espero que nos garanticen que acontecimientos de este tipo, si se han producido, no se vuelvan a producir y zanjemos este incidente», deseó Margallo.
El ministro de Defensa, Pedro Morenés, expuso una peculiar opinión y apuntó que si ya es grave espiar a los aliados aún lo es más que estas acciones salgan a la luz pues demuestran un fracaso de los espías. «Todos los países -dijo- tienen servicios secretos y la regla de oro es que sean efectivamente secretos».
El presidente del Gobierno comparecerá hoy ante el Congreso para informar sobre los pasos que ha dado el Ejecutivo a raíz de las últimas filtraciones de Snowden. Hasta ahora la posición de Rajoy ha sido de prudencia y de confirmar estas informaciones antes de hacer algo.
Más allá de citar al embajador estadounidense para que diese explicaciones en el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Gobierno se ha mostrado cauto a la hora de criticar a un aliado del potencial norteamericano. Por el momento, España ha declinado sumarse al frente que Alemania y Francia pretenden poner en marcha en la Unión Europea para desarrollar una acción conjunta.
Esa actitud ha causado malestar en la oposición. El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, cree que se trataría de un hecho «gravísimo», mientras que la portavoz socialista, Soraya Rodríguez, vaticinó que de confirmarse las escuchas las relaciones se verán «seriamente dañadas». Izquierda Plural, por su parte, solicitó al Ejecutivo que denuncie el caso ante tribunales internacionales y reclamó la comparecencia del director del CNI en el Congreso.
UPyD instó al Gobierno a abandonar la tibieza que ha mantenido en torno al espionaje y no se conforme con simples disculpas. El PNV exigió más explicaciones a Estados Unidos porque «con cuatro buenas palabras» no se resuelve un tema tan «grave». CiU denunció que la NSA «ha sobrepasado con creces las líneas rojas» y reclamó al Gobierno «firmeza» en su exigencia de explicaciones.