Mensajero de optimismo
Actualizado:La familia como base y cimiento del progreso puede resultar obvio, imprescindible, para cualquier ciudadano que sienta afecto y apego por la religión católica o por la monarquía parlamentaria como sistema político. En ambos casos, la fuerza de la familia es un motor fundamental que impulsa cualquier variedad de crecimiento, sin el que resulta difícil entender el entramado social o la corona que sirve de garante para la convivencia entre españoles. Pero presentar la familia como pilar económico es bastante más arriesgado y novedoso. Pero el Príncipe Felipe lo hizo en la inauguración, ayer en Jerez, del XVI Congreso Nacional de Economía Familiar que reúne en la provincia de Cádiz a varios de los más prósperos empresarios de España y a varias de las fortunas más deslumbrantes de Europa. El Príncipe de Asturias recordó que la familia es la base, ha sido el origen, de algunas de las compañías que más prosperidad y riqueza han repartido en la sociedad española en los últimos años. E igual que sucede en términos domésticos, en tiempos de dificultad ese núcleo se convierte en un refugio, primero, y en un impulso, después.
Ahora que la fase más larga y dura de la recesión ha quedado atrás, ese modelo sirvió al heredero de la Corona de España para resaltar el camino de la recuperación que da como segura e inminente. Ese mensaje de esperanza resonó aún con más fuerza en una tierra que la necesita de forma imperiosa, puesto que sufre uno de los mayores niveles de paro de toda la Unión Europea. A ese Cádiz «que no se ve, el que está oculto bajo los tópicos» se refirió el presidente de la patronal provincial, Javier Sánchez Rojas, y recurrió Felipe de Borbón. Ese del esfuerzo permanente y la empresa familiar, pequeña o mediana, es la mejor forma de confirmar y consolidar la salida del bache.