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Cesc celebra uno de los goles del Barça junto a Alexis y Messi. / Efe
FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN

El Barça golea en Vigo sin alardes

Cesc y Alexis afianzan como líder al cuadro catalán, que ganó fácil pese a las rotaciones frente a un Celta de Luis Enrique más vistoso que efectivo

CRISTIAN REINO
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Un Barça muy vertical, menos académico, poco preciosista, aunque muy competitivo, serio y concentrado y que se permitió el lujo de dar descanso a casi medio equipo, derrotó (0-3) este martes al Celta en Balaídos, con lo que mantiene el pulso al campeonato, en un arranque casi inmaculado en el que sólo ha cedido un empate, el que cosechó en Pamplona ante Osasuna.

Cuentan los que le conocen desde hace años que Tata Martino no acaba de entender el debate que se ha generado en torno al juego de su plantel. A pesar de que fueron los argentinos los que inventaron aquello del ‘menottismo’ frente al ‘bilardismo’, la estética frente al resultado, el técnico azulgrana no se explica cómo se puede cuestionar a un equipo que lleva casi un pleno espectacular e incontestable. Quizá es que la afición y el entorno culés se habían acostumbrado a comer caviar todos los días y cuando ahora tienen que ir de menú la digestión se les hace más complicada.

Pero Martino, ajeno a las críticas, sigue a la suya, a su plan, que no es otro que llegar al 100% en el mes de marzo, abril y mayo, que es cuando los equipos importantes se juegan las habichuelas en la Champions y en la Liga. Por ello, volvió a tirar de rotaciones. Xavi, Iniesta, Mascherano y Neymar descansaron en Balaídos (Piqué ni viajó). Y apenas importó. Porque al Barça le salió todo rodado. La consigna era no enfriar la moral que cogió el equipo tras derrotar al Madrid y el resultado fue hasta demasiado abultado para el juego que hicieron unos y otros. El cuadro catalán no hizo un juego espectacular, más bien estuvo práctico, muy resolutivo, eficaz, disciplinado y cediendo mucho terreno para salir rápido a la contra. Es el estilo Martino, que no cala en Can Barça, pero que mientras el equipo gane tendrá crédito ilimitado. Otra cosa será cuando lleguen los malos resultados. Si ahora hay dudas, cuando el equipo encadene un par de derrotas las críticas serán feroces.

El caso es que el partido se le puso de cara bien pronto al cuadro catalán. No habían transcurrido ni 10 minutos, cuando Cesc recuperó un balón cerca del área de Yoel, forzó la jugada personal, disparó y Alexis aprovechó el rechace para poner el 0-1. El Celta había empezado mejor, más presionante y con las ideas más frescas, pero el Barça, con un chispazo, cogió ventaja a las primeras de cambio. Fue por medio de Alexis, un jugador que la temporada pasada parecía negado con el gol, incluso daba la impresión de que cambiaría de aires, pero de la mano de Martino, que le sufrió como rival en River Plate y como integrante de la selección chilena, es otro. Ha cogido confianza, intenta cosas que antes no se atrevía y es un claro ejemplo de que el fútbol es un estado de ánimo. Está en racha y está dispuesto a aprovechar su momento.

Planes alterados

El gol tan tempranero alteró los planes del equipo de Luis Enrique. De repente, a sus hombres se les fundieron los plomos y se vieron desbordados por los ataques a ráfagas de Messi, Cesc, Alexis y Pedro. Sin embargo, el equipo de Martino tenía problemas en defensa. No sacaba la pelota con soltura, la perdía en zonas donde no debía y parecía que el Barça tenía un cierto control sobre el partido, aunque el Celta creaba ocasiones con muy poco esfuerzo. Nolito, Rafinha, Charles y Augusto ponían a prueba a una defensa catalana, con Puyol, Bartra y Song por delante, en la línea de medios, que no transmitía demasiada seguridad.

Tras la reanudación, un nuevo tanto muy madrugador acabó de matar a los vigueses. Esta vez sí, el Barça circuló la pelota con criterio, Messi movió sobre Fábregas, quien lanzó un chupinazo desde fuera del área, con la fortuna de que el balón, tras tocar en el larguero, rebotó en Yoel y se alojó dentro de la portería. Con 0-2 y más espacios, el partido se le puso muy cuesta abajo a los hombres de Martino. A partir de ahí se dedicaron a esperar a los gallegos para salir a la contra. En el 54, Messi condujo el contragolpe de manera magistral, vio la llegada de Cesc quien con la zurda batió a Yoel. Casi 40 minutos por delante y el partido bajó el telón, en una segunda parte muy plácida para los blaugranas, que si no aumentaron el marcador fue porque Messi no tuvo el acierto de otros días ante el arco y porque en ocasiones pecó de individualista.