Nace una nueva era en Georgia
Gueorgui Margvelashvili releva en la presidencia a Saakashvili, en el poder desde hace nueve años e imposibilitado a optar a un tercer mandato
MOSCÚ.Actualizado:Las elecciones presidenciales celebradas ayer en Georgia suponen el final de la era Saakashvili, un polémico presidente que ha tenido no sólo momentos de sombra y de tragedia sino también de esplendor. La Constitución le impedía presentarse a un tercer mandato y su puesto será ahora ocupado por Gueorgui Margvelashvili, quien, de acuerdo a los primeros resultados, habría obtenido más de un 65% de los sufragios.
Margvelashvili es el candidato de la formación Sueño Georgiano, cuyo líder es el multimillonario y actual primer ministro, Bidzina Ivanishvili. El desgaste de Saakashvili propició la victoria del partido de Ivanishvili en las legislativas de octubre de 2012. Por su parte, David Bakradze, actual líder del Movimiento Nacional Unido (MNU), fuerza política que creó Saakashvili, quedaría en segundo lugar, con el 17,1% de los votos.
Peor todavía habría sido el resultado obtenido en los comicios por uno de los referentes de la 'Revolución de las Rosas' de 2003, Nino Burdzhanadze, expresidenta del Parlamento georgiano. Su partido ha cosechado menos del 10% de las papeletas.
El varapalo sufrido por el presidente saliente marca también el final de la cohabitación habida desde 2012 entre el MNU y Sueño Georgiano. De acuerdo con la reforma constitucional aprobada en 2011, el hombre fuerte del país es el jefe del Gobierno, al perder el presidente gran parte de sus prerrogativas, pero esa persona tal vez no vaya a seguir siendo Ivanishvili. Éste ha anunciado su deseo de dejar el puesto para dirigir el país desde la sombra.
Sea como fuere, Ivanishvili tiene ahora vía libre para materializar su programa de desarrollo económico del país con la utópica idea de mantener buenas relaciones al mismo tiempo con Rusia, por un lado, y la OTAN, Estados Unidos y la Unión Europea, por otro.
Tensiones con Rusia
Saakashvili fue elegido presidente en 2004, aupado por la 'Revolución de las Rosas'. En aquella revuelta fue derrocado el veterano Eduard Shevardnadze, que había dirigido la diplomacia soviética con Mijaíl Gorbachov, lo que no gustó nada a las autoridades de Moscú. A raíz de lo ocurrido, las relaciones entre Rusia y Georgia se empezaron a hacer cada vez más complicadas y el conflicto se agravó cuando Tiflis empezó a presionar para que el Kremlin dejara de ayudar a los separatistas de Osetia del Sur y Abjasia.
El momento de mayor tensión llegó cuando Saakashvili, en agosto de 2008, utilizó las tropas para poner Osetia del Sur bajo su control. El Kremlin respondió con el envío de su Ejército y expulsando a los soldados georgianos del enclave. Después, el Gobierno ruso reconoció como Estados independientes a Osetia del Sur y Abjasia. Saakashvili dio orden de romper las relaciones diplomáticas y todavía hoy no se han restablecido.
La llegada al Gobierno del magnate georgiano Ivanishvili, hace un año, apenas ha logrado mejorar sustancialmente las relaciones con el gran vecino eslavo. Las preguntas que surgen ahora son quién se hará cargo del Ejecutivo y si Saakashvili, como desea Moscú, acabará en la cárcel. Ivanishvili, de hecho, no ha ocultado nunca su animadversión hacia el presidente saliente.