Varios dirigentes del PP escuchan en Colón las intervenciones de las víctimas. :: R. C.
ESPAÑA

Gritos de «traidores» a la llegada de la cúpula del PP

Los asistentes recibieron con empujones y pitos a Floriano, Arenas y Pons y con vítores a Mayor Oreja y a Aguirre

MADRID. Actualizado: Guardar
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La multitudinaria concentración organizada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo para protestar por la derogación de la doctrina Parot dejó en evidencia que, al menos en todo lo referente a política antiterrorista, la sensación que tienen miles de votantes del PP es que existen dos partidos con las mismas siglas. Así al menos lo demostraron varios centenares de asistentes en la madrileña plaza de Colón, que recibieron con abucheos, empujones e insultos a la dirección nacional del partido, representada por los vicesecretarios Carlos Floriano, Javier Arenas y Esteban González Pons, y con vítores y aplausos a Jaime Mayor Oreja y Esperanza Aguirre, referentes del ala más dura de la formación conservadora en sus críticas a ETA y su entorno.

El ambiente estaba muy caldeado y, tal y como se preveía, la delegación oficial de la cúpula del PP pasó un mal trago. Con gesto serio, Floriano, Arenas y Pons llegaron al acto apenas diez minutos antes de su inicio y, al igual que el resto de invitados de la organización, lo hicieron por un pasillo situado a la derecha del escenario. Nada más llegar tuvieron que escuchar cómo una docena de personas coreaban «¡Rajoy, marioneta, te va a votar la ETA!». Eran miembros del colectivo Dignidad y Justicia, que mantiene una de las posiciones más radicales contra la política antiterrorista del PP.

La AVT calcula que asistieron unas 200.000 personas al acto. La inmensa mayoría no vio a los dirigentes populares, que se situaron como estaba previsto en uno de los laterales del escenario, custodiados por un importante número de policías de paisano y de agentes de seguridad de la propia AVT sin que se produjeran incidentes graves.

Lo peor para la cúpula del PP fue la llegada y la salida por el pasillo de autoridades, porque quedaban expuestos a la mirada de varios centenares de asistentes que les dedicaron insultos como «cobardes» y «traidores» o «menos fotones y más cojones». También oyeron como repetían una pregunta. «¿Dónde está Rajoy?».

Fue, sin duda, un mal trago que en el caso de Arenas tuvo un regusto amargo, porque en sus tiempos de ministro con José María Aznar tuvo que acudir en numerosas ocasiones al País Vasco para representar al Gobierno en los entierros de personas asesinadas por ETA, algunos de ellos militantes o cargos públicos del PP. «Seguimos estando con las víctimas del terrorismo, con todas las consecuencias», declaró Arenas.

Dura experiencia

Tampoco salieron muy bien parados Arantza Quiroga e Iñaki Oyarzábal, presidenta y secretario general del PP del País Vasco, que aguantaron estoicamente perlas como: «¡Habéis vendido a España, que vuelva María San Gil».

Todos los dirigentes populares se situaron en la misma zona, incluidos Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, Ana Botella, alcaldesa de la ciudad y Esperanza Aguirre, presidenta del PP de Madrid. No así Mayor Oreja. El portavoz popular en el Parlamento Europeo siguió a lo suyo. Aseguró a los periodistas que «aquí no termina el mal llamado proceso de paz, porque la negociación va a continuar». Una apreciación que deja en muy mal lugar al Gabinete de Mariano Rajoy.

Situada a muy pocos metros de los dirigentes del PP, y como muestra palpable de que en esta convocatoria convergieron distintas sensibilidades, Consuelo Ordóñez, hermana del concejal del PP de San Sebastián asesinado por ETA, portaba una pancarta en la que se podía leer: «Gobiernos PP-PSOE, responsables impunidad de ETA».

Un diputado del PP resumía la experiencia de la siguiente manera: «Ha sido duro, pero lo que no podíamos hacer en ningún momento era dar la espalda a las víctimas en este momento tan doloroso».