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Carlos Fernández intenta controlar el esférico ante la oposición del visitante Mariano Sánchez. :: ANTONIO VÁZQUEZ
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Jugó con fuego y al final se quemó

Antoñito calcó tres jugadas y sirvió en bandeja a sus compañeros Fernando y De Lerma los tres goles del equipo de Luis García Tevenet en El Palmar El Sanluqueño evidenció sus carencias ante el Cartagena en un segundo tiempo para olvidar

ANTONIO VALIMAÑA
SANLÚCAR.Actualizado:

Esta vez sí se quemó. Y lo hizo a lo bonzo, con quemaduras de tercer grado. Así quedó reflejado al término del partido cuando la afición verdiblanca despidió con una sonora pitada al técnico Carlos Ríos y sus pupilos.

No es sencillo ser profeta en la tierra natal y al míster de los verdiblancos le está costando dar con la tecla esta temporada. Pues, aunque bien es cierto que se han logrado cuatro victorias y que hasta ayer El Palmar seguía siendo un valor seguro, también lo es que el equipo no mejora y sigue mostrando palpables deficiencias. Y ya han pasado dos meses desde el inicio de la Liga.

Ya había pasado apuros el Atlético Sanluqueño para doblegar en El Palmar a Melilla, Córdoba B y Granada B. Carlos Ríos era consciente de ello y nunca se escondió. Una expulsión a tiempo, un penalti o el derroche innegable de la escuadra sanluqueña siempre estaban ahí para salvar los muebles. La fortuna se había aliado de momento con los verdiblancos en su feudo, pero ayer se acabó la magia.

Llegaba el Cartagena de Luis García Tevenet, un equipo solvente y en clara línea ascendente, y la diferencia se notó. Los departamentales no perdonaron y dejaron el encuentro sentenciado en un abrir y cerrar de ojos, en cinco minutos de desconcierto local y acierto visitante. Fue entonces, en el arranque de la segunda mitad, cuando se acabó una historia que en el primer tiempo tuvo su intriga.

Comenzó fuerte el Cartagena. Riau y Fede se dejaron notar en la banda izquierda y pusieron en apuros a Ramón en los primeros compases de una cita que se fue nivelando con el transcurso de los minutos. A partir de entonces llegaron los mejores momentos de los locales, que no pudieron contar definitivamente con Óscar Silva. Sí fue titular Chakir y se convirtió en una de las armas verdiblancas en el primer periodo. Fue, sin lugar a dudas, la sorpresa agradable del partido.

Un lanzamiento lejano de falta que sacó Limones a córner, un testarazo de José y otro intento de Carlos Fernández fueron los avisos del Atlético Sanluqueño. Chakir también lo intentaba, pero el gol no llegaba y los departamentales, que habían acumulado tres victorias consecutivas, se hacían fuertes.

Los locales acertaban con el fuera de juego, los visitantes caían en la trampa, pero Megías, que poco antes había desperdiciado una oportunidad, dio con la tecla, se plantó cara a cara ante Ramón, aunque el cancerbero local evitó el 0-1 antes del intermedio.

Desconcierto

Sin embargo, el gol psicológico llegó al comenzar la segunda parte. Con una 'torrija' descomunal salió el Sanluqueño al césped y los visitantes, mucho más avispados, no dejaron pasar la oportunidad. Dos jugadas calcadas sentenciaron a los gaditanos. Antoñito desarboló dos veces por su banda y sus dos asistencias fueron aprovechadas por el pileño Fernando, que demostró estar en racha (ya lleva siete dianas). En el minuto 50 el partido era otro.

Carlos Ríos buscó la reacción de sus pupilos. El canterano Benítez, que relevó en el lateral izquierdo al sancionado Mendoza, fue sustituido por Robert y en el flanco zurdo de la defensa se colocó Polaco, pero Antoñito apareció de nuevo. Primero para asistir a Riau, que no pudo batir a Ramón, y, posteriormente, para dejar en bandeja el tercer gol a De Lerma, el sustituto de Fernando. Era el minuto 68 y El Palmar era un clamor. Tres jugadas similares y tres goles en contra.

Abel Luque, que había entrado por Bellingi, dio muestras de amor propio. Pero no era suficiente. Tampoco lo fue la entrada de Diego Ramírez en el terreno de juego, más testimonial que otra cosa.

Robert tuvo la única oportunidad clara de los locales en la segunda parte, mientras que Antoñito, Megías y Menudo contaron en sus botas con la posibilidad de hacer más sangre. Al final esta última no llegó al río, pero mucho tiene que mejorar el Sanluqueño para no achicharrarse.