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ESPAÑA

Varados en un diálogo imposible

Ambos dirigentes se han reunido cinco veces, tres de ellas en secreto, han hablado por teléfono y se han escrito cartas sin lograr acercar posturas CiU culpa al jefe de Gabinete de Moncloa de las tensiones entre Mas y Rajoy

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Mariano Rajoy y Artur Mas navegan sin encontrarse en una deriva independentista cuyo incierto final tiene un desenlace diferente según al contendiente que se pregunte. Ambos dirigentes comparten una dilatada experiencia política, el liderazgo en sendos partidos de centro-derecha y su desdén por las estridencias dialécticas. Una moderación que solo violan de manera puntual durante la campaña electoral. Rajoy y Mas hablan el mismo idioma, pero no se entienden. Y eso que lo han intentando varias veces y en todos los formatos. La mano sigue tendida, aunque ya quedan pocos puentes por explorar, ante el anclaje de argumentos: Rajoy nunca permitirá una consulta y Mas tiene poco margen para dar marcha atrás.

El presidente del Gobierno y el jefe de la Generalitat se han visto cinco veces en Moncloa en menos de dos años. Tres de estos encuentros fueron secretos. Convinieron en mantener esas charlas alejadas de los medios de comunicación aunque finalmente, se supieron. La última se produjo el 29 de agosto, sin avance alguno.

Se desconocen las veces que han hablado por teléfono, no solo sobre el pulso independentista sino especialmente sobre economía, aunque fuentes del Ejecutivo aseguran que han sido numerosas. Incluso buscaron la solemnidad perdida de las misivas de antaño y se cartearon, cuando las nuevas tecnologías hace años que arrinconaron al papel y los sobres.

La tensión institucional crece, esta misma semana Mas saludó con frialdad y, en contra de lo que marca el protocolo, no se quedó a escuchar el discurso del presidente del Gobierno en un acto institucional en Barcelona.

Artur Mas quiere tener como único interlocutor a Mariano Rajoy, aunque a otros niveles el diálogo también se produce con intensidad. Sin ir más lejos, el miércoles Soraya Sáenz de Santamaría y Josep Antoni Durán i Lleida charlaron de manera informal en uno de los pasillos del Congreso.

Fuentes de la Generalitat emplean esa expresión tan catalana de «correcta» para calificar la relación entre ambos. Es más, apuntan que en lo personal mantienen un trato fluido desde hace mucho tiempo. En concreto, desde la década de los 90, cuando ninguno de los dos era primer espada: uno ministro de Administraciones Públicas y el otro consejero de Economía o más tarde 'conseller en cap'. Mas llegó a pensar que con Rajoy, cuando fue elegido presidente del Gobierno, llegaba una etapa de una derecha española más receptiva. Aun así, los colaboradores del presidente Mas descartan que esa buena relación pueda llegar a calificarse como que ambos tienen buen 'feeling'. «Eso son palabras mayores», destaca otras fuentes del Ejecutivo catalán.

Entonces, por qué no pueden acercar posturas. En Barcelona tienen un supuesto culpable: Jorge Moragas. El director del gabinete de la Presidencia del Gobierno, mano derecha de Rajoy y, como barcelonés, uno de sus principales asesores en lo que al asunto catalán se refiere, está en el origen, según fuentes del Palau de la Generalitat, de los dos últimos episodios que han enturbiado las relaciones entre los dos presidentes y el que trata de torpedear el crucial diálogo.

Según apuntan, Moragas vetó la intervención de Mas en el acto de Pedralbes del miércoles pasado, a pesar de que desde el Ejecutivo catalán señalan que el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, era partidario de permitir el discurso de Mas, y Moragas propició también, según las mismas fuentes, el cambio de protocolo que llevó a Mas a darle plantón a la vicepresidenta del Gobierno hace una semana y media en la sede barcelonesa de la patronal catalana Fomento del Trabajo. En la Generalitat, atribuyen también a Moragas el cambio que ha dado Rajoy en la estrategia más inflexible sobre cómo afrontar la cuestión catalana.

Jugar al despiste

Los dirigentes del Gobierno catalán, en cualquier caso, juegan mucho al despiste sobre el estado de las relaciones entre Mas y Rajoy. Y es que, cuando casi todo el mundo daba por hecho que se habían vuelto a enfriar, tras las crisis protocolarias del mes de octubre, y fuentes de la Generalitat daban el diálogo casi por roto, ahora señalan que no es descartable una próxima reunión entre los dos presidentes, eso sí, privada y en secreto, como las que han tenido hasta ahora.

Y además, reconocen que Mas y Rajoy se vieron en el Palau de Pedralbes para hablar de algo más que de la agenda belga del presidente del Gobierno. El consejero de la Presidencia, Francesc Homs, dejó entrever el viernes un nuevo (el enésimo) deshielo en las relaciones entre los presidentes y dio a entender que se habría podido producir alguna novedad desde el encuentro del miércoles, su última reunión desde que se vieron en privado por última vez en la Moncloa el 29 de agosto, que dio paso a un periodo posveraniego en el que hablaron por teléfono con cierta regularidad.