![](/RC/201310/26/Media/ariel-rot--647x231.jpg?uuid=cd686ba4-3dc9-11e3-9cf5-ffccb58d3361)
«Para cantarle a la muerte hay que aprender de los mexicanos»
Ariel Rot vuelve a la carretera con 'Nunca es tarde para el rock and roll', cuatro conciertos en los que repasará lo mejor de su repertorio
MADRID Actualizado: GuardarPoco ha durado Ariel Rot metido en casa. Apagados apenas los ecos del tour que realizó hace unos meses con otros dos monstruos del rock, Loquillo y Leiva, el músico argentino vuelve a la carretera para ofrecer una serie de conciertos en los que resonarán los temas de su último trabajo, 'La huesuda' y también éxitos extraídos de su vasta trayectoria. Cuatro ciudades -Valencia, 2 de noviembre; Madrid, 7 de noviembre; Bilbao, 8 de noviembre; y Barcelona, 15 de noviembre- y una banda de viejos compinches dispuestos a hacer bueno el lema de la gira, 'Nunca es tarde para el rock and roll'. El cantante nos revela todos los detalles.
- ‘Nunca es tarde para el rock and roll' es el título de tu nueva gira. ¿Qué buscas transmitir con ese lema?
Estamos en un momento en el muchas bandas de rock tienen que defender su directo en acústico, en formato reducido. Yo quería reivindicar y tratar de volver a juntar a la banda en eléctrico para hacer unos shows. Cuando el rock and roll forma parte de tu vida, cada cierto tiempo es necesario una nueva dosis y esta va a ser la mía, la de la banda y espero que la del público también.
- ¿Cómo te planteas esta tanda de actuaciones?
Va a ser un show largo donde quiero tocar muchos temas del repertorio y tratar de abarcar todos los ingredientes que tiene que tener una actuación de este tipo: la emoción, el romanticismo, el humor, la ironía, el ingenio, la fiesta y la ceremonia del rock and rol.
- Cuando uno lleva tantos años de carrera, ¿resulta fácil escoger los temas que deben entrar en una gira de estas características?
Bueno, hay un tiempo limitado para tocar, por lo menos el que aguantamos nosotros e incluso el público. No me hacen demasiada gracia esos conciertos que se hacen eternos. También hay otra cuestión que lo determina: cómo suena cada tema. Siempre hay unos que suenan mejor que otros y a veces los descartes se producen por eso. De repente hay uno que has puesto en la lista pero cuando lo vas a ensayar te das cuenta de que todavía le falta un hervor. Yo tengo mi termómetro para evaluar cuáles son los temas favoritos de mi público. Hay algunos que había abandonado y que voy a recuperar para esta ocasión.
- ¿Por qué sólo son cuatro conciertos?
Me gustaría hacer un 'never ending tour' y poder estar tocando durante un año entero porque me lo paso muy bien con mis compañeros, no solamente encima del escenario sino también en lo que respecta a la liturgia del rock and roll y de la carretera. Pero creo que cuatro shows son ya suficientemente arriesgados. Vamos a ver qué tal salen para poder ir ampliando poquito a poco.
- ¿De qué músicos te rodeas en esta ocasión?
Con todos ellos he tocado antes. Uno va armando una especie de familia musical. Algunos van y otros vienen pero con todos te terminas hermanando porque se convive de una manera muy intensa, casi fraternal. Todos están ahí. Y los que ahora no están sé que dentro de un tiempo volverán a estar. En esta ocasión está Osvi Grecco a la guitarra, un fijo en la banda desde hace más de diez años; Toni Jurado, gran batería que ha ido y ha venido; Mauro Mietta, que entró en la gira de Tequila y ya se quedó; y Candy Caramelo que fue el primer bajista de Los Rodríguez.
- Tras tres décadas sobre los escenarios, ¿sigue existiendo el gusanillo a la hora de echarse a la carretera?
Esto tiene algo de adictivo. Hay gente que no lo puede soportar, que lleva demasiados años en la carretera y que está deseando llegar a su casa. Y hay quien está deseando salir de casa. A mí me gusta mantener un equilibrio. Si no salgo a tocar mi equilibrio emocional y mi sistema nervioso empiezan a fallar, por lo que es una necesidad casi física.
- Tu nuevo disco se llama 'La huesuda'. ¿Cómo se consigue cantar a la muerte sin sonar excesivamente deprimente?
Para cantarle a la muerte con cierta alegría hay que aprender de los mexicanos. Creo que hay dos formas de encarar a la muerte: de una manera muy seria o en broma. Yo lo hice muy en broma. Banalizo y le quito un poco de hierro al asunto. Por eso la música de la canción fue desde el primer día un corrido mexicano. Ni siquiera intenté buscar otra fórmula musical para el texto que tenía, que es una cosa que muchas veces sí hago. Salió de una manera tremendamente espontánea.
- ¿Qué te movió a revisar un viejo tema como 'Debajo del puente' para este disco?
Hizo su reaparición en mi vida, en mis conciertos, de una manera discreta, disimulada, y fue ganando posiciones hasta que descubrí que era importante volver a recuperarlo. En primer lugar porque ahí empezó todo para mí, fue cuando acabé con Tequila y por primera vez hice un disco en solitario. También porque es el primer texto adulto que escribí en mi vida y lo alucinante es que es tan adulto que no desentona con los textos que estoy haciendo hoy en día. Aparte, creo que la letra se ha convertido en algo tremendamente actual. Por eso considero que merece la peña reescucharla y reinterpretarla
- Este es un álbum más íntimo que los anteriores ¿Influyó a la hora de componerlo el paso a escenarios más recogidos?
Siempre la atmósfera que vas respirando durante los periodos de composición influye muchísimo en el disco que estás haciendo. El disco anterior a 'La huesuda' era sólo rock, muy enérgico y eléctrico, y lo compuse cuando estuve haciendo la gira con Tequila. Sin embargo 'La huesuda' la compuse en un momento en que estaba de gira solo, haciendo unos shows con piano y guitarra. Por eso está tan presente el piano y hay esa atmósfera íntima y casi confesional.
- Además del rock, en 'La huesuda' tocas otros palos. ¿Vas a seguir por ese camino?
Bueno, la dieta musical se va ampliando, empiezas a escuchar otras cosas y las incorporas a la hora de crear. Lo que pasa es que a la hora de interpretar mi lenguaje es el rock y eso difícilmente cambiará. A pesar de que me meta con géneros latinos o más jazzísticos, nunca los puedo abarcar de una manera ortodoxa sino bastardearlos desde mi manera de tocar y de cantar.
- ¿Qué queda del Ariel Rot de Tequila y Los Rodríguez? ¿En qué has cambiado?
Quedan muchas cosas. Es muy difícil que uno cambie. Se puede crecer, pero, desde una perspectiva personal y profunda, creo que la gente no cambia. Para bien o para mal, lo que soy ahora tiene mucho que ver con lo que era ya en esa época. Me imagino que ni los años de psicoanálisis podrán cambiarlo.
- Vienes de una gira con Loquillo y Leiva. ¿Qué cualidades destacarías de cada uno de ellos?
Loquillo es una bestia del escenario, hace un despliegue de muchísimo poderío y cautiva. Por otro lado, es un tipo muy trabajador que se toma muy en serio lo que hace y a sí mismo. Me gusta mucho conversar con él porque tiene sus conceptos y sus preconceptos muy claros y muy personales. No se deja llevar en sus opiniones. En cuanto a Leiva, aparte de ser un chico adorable, es un gran músico de rock, súper completo y siempre es placentero juntarse con él para charlar o para tocar.