La copla pierde a su patriarca
El artista muere con 82 años en su casa de Benidorm tras luchar contra el cáncer durante los últimos tres añosLa muerte de Manolo Escobar deja huérfana a la canción española
MADRID. Actualizado: GuardarLuto y dolor en la copla, atravesada de mala mañana por un 'quejío' que despedía a su popular faraón. La poderosa voz de Manolo Escobar, indiscutible rey de la canción española desde mediados del siglo XX, su figura más popular, se apagó definitivamente cinco días después de cumplir 82 años. Padecía desde hace tres años un cáncer de colon agravado por una insuficiencia renal y un ictus del que se trataba en la clínica de Benidorm que dejó para regresar a su chalé alicantino, donde murió ayer a media mañana acompañado por los suyos. La capilla ardiente con sus restos mortales se instaló por la tarde en el Ayuntamiento de Benidorm, por donde desfiló una marea humana para darle su último adiós. Su cuerpo será incinerado en la intimidad familiar.
Gabriel García, su sobrino y representante, confirmó que el popular cantante almeriense había sufrido días atrás «un pequeño ictus». Ante la recaída en su enfermedad, que obligó a incrementar la sesiones de quimioterapia, el cantante había cancelado su agenda, plagada de compromisos hasta finales de 2013.
La popularidad de Manolo Escobar -ídolo de masas solo equiparable a Lola Flores o Rocío Jurado- no perdió un entero a lo largo de una carrera de casi seis décadas que le mantuvo en activo hasta hace solo unos meses. Una carrera jalonada de éxitos que fueron mucho más allá de nuestras fronteras, con canciones como '¡Y viva España!', 'Porompompero' o 'Mi carro'. Deja casi un centenar de grabaciones, cerca de cuarenta discos de oro y una veintena de películas. Una brillante e intensa trayectoria sostenida en sus actuaciones en directo y coronada con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo que se le otorgó en 2011 y la Medalla al Trabajo President Macià que le concedió este mismo mes el Gobierno catalán.
Optimista nato
«En mi carrera, como en todas, ha habido buenos y malos momentos, pero lo positivo es lo que importa y lo que hace olvidar los tropezones», decía al cumplir 75 años un optimista nato con una perenne sonrisa que apenas se desdibujaba al hablar de retirada y de los golpes de la enfermedad. «Tengo que seguir trabajando, y no para comer. Sí para sentirme vivo. Es obvio que me podría permitir vivir sin trabajar, pero mis pasiones son la familia y el trabajo. Si me quitan alguna, me quitan media vida», aseguraba el artista, con miles de conciertos a sus espaldas.
Nacido en La Norias de Daza, una pedanía de El Ejido (Almería) el 19 de octubre de 1931, Manuel García Escobar fue el quinto de diez hermanos en una familia de origen campesino. Un maestro republicano, Antonio Manzano, le enseñaría las primeras letras y los rudimentos musicales para tocar el laúd. Antonio García, su padre, cambió los aperos de labranza por la hostelería y probaría suerte en otros negocios. Su 'madrecita María del Carmen', María del Carmen Escobar, le daría el apoyo necesario para probar suerte en la música ya adolescente.
Con 14 años Manolo Escobar se traslada con su familia a Barcelona. De mozo daba el queo, alertaba de la presencia policial a sus hermanos mayores y sus vecinos que comerciaban con lo que podían en el barrio chino de la Ciudad Condal. Probó suerte en un sinfín de trabajos, como empleado en una empresa de restauración de metales, como ebanista y como albañil por sueldos de miseria. Su primer salario decente se lo pagaron en una fábrica de productos químicos en la que embotelló la primera marca de lavavajillas que se comercializó en España.
Probó suerte cantando temas populares y su escalada hacia la fama arrancó cuando un compañero de la mili le llevó en 1955 a Radio Barcelona. Pasito a pasito, ya que sus primeras intervenciones en la radio no despertaron demasiado entusiasmo. Raquel Meller, con quien coincidió entre bambalinas, en un espectáculo le dijo 'Muchacho, tú llegarás', vaticinio que le lleno de confianza.
Debutó en Córdoba en 1961 en el teatro Duque de Rivas y con el espectáculo 'Canta Manolo Escobar'. Comenzó a crear repertorio y a interpretar las canciones que lo auparían a la categoría de mito popular consolidado por el cine en los primeros años sesenta y consagrado en la emergente televisión en los setenta. A su lado desde siempre los palmeros, las bailaoras y las guitarras de sus hermanos Juan, Baldomero y Salvador, pilares de la imaginería folclórica que le acompañarían durante toda su carrera.
Casado ya con la alemana Anita Marx, inseparable durante el resto de su vida y con quien pasó por el altar en 1959 en Colonia sin saber una palabra de su idioma. Se conocieron en Playa de Aro (Gerona) y con ella adoptó en 1977 a Vanessa, su «pequeña flor», con quien grabaría en 1982 el 'Papá, te quiero mucho'. El matrimonio se radicó en Benidorm y bautizó su chalet con el nombre de su popular 'Porompompero'.