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Apuntes

Un año es un siglo en educación

El retraso de la Junta de Andalucía a la hora de solventar las graves deficiencias en el colegio de San Felipe demuestra su grave pasividad administrativa

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Un año es un suspiro, o mucho tiempo, según en qué sector se aplique esta medida de tiempo. En política es bastante pero en educación, es un siglo, es un abismo, porque marca un curso entero y afecta a niños. En algunos casos, 12 meses son la quinta parte de su vida y un periodo en el que tienen que recibir conocimientos básicos fundamentales en las mejores condiciones posibles. Por eso resulta intolerable, inexplicable, que la Junta de Andalucía tarde todo un año (y lo que falte) en atender los graves desperfectos en un colegio como el de San Felipe, en el casco antiguo gaditano. El enorme deterioro del inmueble provocó hace un año el cierre de un pabellón y alertó de las pésimas condiciones en otros espacios del recinto. Las constantes quejas de padres y docentes no fueron atendidas hasta que llegaron los cascotes, la clausura y las alarmas. Entonces, la administración autonómica procedió con su palabrería habitual. Anunció la adjudicación de obras y una solución rápida. Un año después, todo un año, un curso más tarde, las obras no han empezado, ni siquiera tienen empresa que las ejecute.

Este retraso, en un trabajo que tenía y tiene carácter de urgencia, demuestra la grave pasividad administrativa de la Junta de Andalucía en una de sus áreas de actuación básicas: la educación pública.

Un año después de las palabras, ni un ladrillo se ha movido, ni un hecho que respalde las buenas intenciones que resultan inútiles como apoyo a la formación académica de los niños gaditanos afectados.