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Rooney, autor de la jugada del gol inglés. / Reuters
fútbol | liga de campeones

Pesadilla en Manchester para la Real

Los donostiarras perdieron en Old Trafford en un partido insulso, y continúan colistas sin ningún punto aún en el casillero

LUIS F. GAGO
MÁNCHESTER Actualizado:

Sin buen juego es difícil vencer. Si además no acompaña la suerte, entonces las posibilidades disminuyen vertiginosamente. A todo ello se añade decepción y pesadumbre, y es aquí cuando el final del camino se torna en un callejón sin salida. Esta fue la senda elegida por la Real Sociedad en su sueño de conquistar un teatro que anunciaba comedia en su cartel inicial pero decidió improvisar una tragedia griega con los blanquiazules como protagonistas invitados. Perdieron los hombres de Arrasate con contundencia. Un 1-0 que pudieron ser más abultado.

Saltaban los guipuzcoanos a Old Trafford entre la ilusión de un niño el día de los Reyes Magos y la necesidad del hambriento al que le ofrecen un trozo de pan en su último aliento. Sin un punto en su casillero, Inglaterra no parecía el lugar ideal para que los donostiarras ensalzaran las bondades demostradas hace escasos meses a favor del juego virtuoso y demoledor que les había llevado hasta ese lugar. Bien es cierto que enfrente estaba un equipo con más laurel que realidad a día de hoy. Undécimo en la Premier y con un juego irregular, el Manchester United vive tiempos de espera y paciencia. Igual que le sucediera en sus orígenes a sir Alex Ferguson, David Moyes debe agradecer la eterna paciencia de una afición que no se cansa de esperar a que un técnico nuevo construya su particular castillo de naipes. Cuando lo hicieron con el veterano entrenador al final de la escalera se encontraba el rey de diamantes con un rastro de copas bajo el brazo. El neófito preparador de Glasgow ahora también confía en tener la misma suerte.

Bajo el prisma de que a los escoceses no les gustan los principios buenos, sino los cuentos con finales felices, esta vez el principio del partido fue trepidante para los intereses de aquél que ahora lleva los galones en el banquillo inglés. Una internada de Rooney, sorprendiendo a una asustadiza defensa ‘txuri urdin’, finalizó con un balón al larguero que Iñigo Martínez se encargó de convertir en un gol involuntario. No había pasado ni un minuto de juego, el árbitro todavía tenía casi el silbato en la boca tras el pitido inicial, y Bravo ya había tenido que meterse entre una red de frustraciones para recoger un balón que rompía ilusiones. Los cuerpos de hombres como Vela y Seferovic se equiparaban a un flan en medio de un terremoto. No sabían qué hacer, ni a quién dirigirse. Xabi Prieto, el veterano y aquel que tenía la misión de insuflar la quietud precisa cuando el mundo vasco se contagiara de la anarquía, se encontró perdido y contagiado por el mal hacer de sus compañeros. Sólo un tiro al palo al filo del descanso de Griezmann inspiró al cuadro realista de cara a la segunda mitad.

Cambio de mentalidad

Arrasate decidió hacer cambios en la pizarra, pero sin mover el banquillo. Quiso mantener la confianza en los mismos que habían salido escaldados dentro del césped británico. Pidió a los más duchos en estas lides que abrigaran con su madurez futbolística a aquellos novatos con el miedo calando en sus huesos. Mentalidad de campeones, nada de perdedores, pareció decirles. Quizá esas palabras despertaron a los realistas, que incluso pisaron área contraria. Pero todos sus integrantes se dieron de bruces con los postes. El mandamás del United no necesitó sacar a Van Persie, al que le dio descanso para reservarlo en guerras futuras. Transcurrió el choque como predijo Moyes y la necesidad de sacar a su estrella holandesa se redujo hasta la nada finalmente.

El tanto del United coincidiendo con el duermevela de la Real fue suficiente para hundir a los frágiles profesionales del equipo guipuzcoano. Heridos en su orgullo, antes de pitar el final del encuentro pudieron ver varias escenas de su participación nefasta. Comprobaron la decepción en los ojos llorosos de 6.000 aficionados, mientras la clasificación les dice que el adiós a la ‘Champions’ está cada día más cerca de lo deseado. Colistas, sin ningún punto, virtualmente fuera, ni tan siquiera el premio de consolación del tercero para ir a la ‘Europa League’ se ve en el horizonte.