Primer aviso a los Juegos de Putin
Una joven conversa al islam detona una granada y mata a cinco pasajeros de un autobús en la ciudad rusa de Volgogrado
Actualizado:Los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi, la cita deportiva del próximo febrero en la que Vladímir Putin confía para dotar de prestigio internacional a Rusia, recibieron ayer en Volgogrado el primer aviso de que las exigencias de seguridad pondrán a prueba incluso su disparatado presupuesto de 38.000 millones de euros.
Hacia las dos de la tarde, una mujer caucásica vestida con un hijab montó en el autobús que cubre la línea de la Universidad y detonó una granada en el pasillo. Seis muertos -entre ellos la terrorista, identificada por las autoridades como Naida Asiyalova, de 30 años- y al menos 32 heridos, incluido un bebé de 20 meses, es el balance provisional del crimen. Según el Comité Nacional Antiterrorista (NAK), la mujer activó el explosivo en el barrio Krasnoarmeiski de la ciudad conocida antes como Stalingrado cuando el vehículo, que cubría la línea 29 y llevaba a bordo a unas 50 personas, se encontraba próximo a la parada de Lesobaza. El responsable del Comité de Instrucción, Vladímir Markin, aseguró que «ella se había convertido hace poco al islam».
El gobernador de Volgogrado, Serguéi Bozhénov, dispuso un operativo para asistir a las víctimas y los familiares mientras la Policía fue puesta en estado de emergencia. El Ministerio de Protección de Civil envió un avión a Volgogrado para evacuar a hospitales de Moscú a los heridos más graves.
Los ataques llevados a cabo por mujeres, las llamadas 'viudas negras' por ser familiares de activistas fallecidos, son frecuentes en el Cáucaso Norte, sobre todo en Daguestán, pero el último fuera de esa región -antecedente del ocurrido ayer en Volgogrado- tuvo lugar el 29 de marzo de 2010. Fue un doble atentado suicida en dos estaciones del metro de Moscú, Lubianka y Park Kulturi. Murieron 39 personas. Los autobuses no son objetivos comunes en Rusia, pero existe un precedente el 31 de octubre de 2007 en Togliatti con ocho personas fallecidas.
Siniestra eficacia
Los islamistas de Chechenia y otras repúblicas del Cáucaso Norte emplean a mujeres en sus acciones desde 2000. La primera fue Java Baráyeva, que se inmoló en un cuartel del Ejército ruso para «vengar a sus hermanas, mancilladas por soldados rusos». Era prima del comandante guerrillero Arbí Baráyev, muerto un año después, y pariente cercana de Mousar Baráyev, uno de los participantes en el secuestro del teatro Dubrovka de Moscú, en octubre de 2002. Mousar y los que le acompañaban perecieron durante el asalto de las fuerzas especiales para liberar a los rehenes. Tras el suicidio de Java, Movladi Udúgov, ideólogo del separatismo checheno, creó un batallón de 500 'viudas negras' y un método de tratamiento psicológico de estas «combatientes» para garantizar su siniestra eficacia.
El comando que protagonizó la toma de rehenes en el teatro Dubrovka llevaba en sus filas 'viudas negras'. Fueron también mujeres suicidas las que derribaron en vuelo los aviones Tu-134 y Tu-154 que partieron desde Moscú hacia el sur el 24 de agosto de 2004. Una de ellas, Aminat Nagáyeva, vengaba la muerte de su hermano. Y los atentados contra la estación del metro moscovita de Rízhkaya, el 31 de agosto de 2004, y contra los asistentes a un concierto de rock en el aeródromo de Túshino de la capital rusa, el 7 de julio de 2005, los llevaron a cabo 'viudas negras'. El doble ataque en el metro de Moscú de hace tres años y medio lo cometieron Janet Abdurajmánova, de 17 años, y Marja Ustarjánova, de 20. Ambas habían perdido a sus parejas en operaciones antiterroristas.
Un activista suicida cometió el último gran atentado que sacudió al país. Fue el 24 de enero de 2011 en la terminal de llegadas internacionales del aeropuerto moscovita de Domodiédovo. Murieron 36 personas. Lo reivindicó Dokú Umárov, el cabecilla de la insurgencia chechena.
La semana pasada, el Comité de Instrucción comunicó que las fuerzas de seguridad habían frustrado un ataque contra una planta de armas químicas en la región de Kírov y detenido a varios extremistas wahabíes. Este aparente recrudecimiento de la actividad terrorista coincide con un ascenso de los ataques de ultranacionalistas contra inmigrantes y ciudadanos de las repúblicas caucásicas rusas.