Rajoy mantiene el veto a Mas en la cumbre mediterránea

La visita que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, realizará mañana a Barcelona volverá a elevar la temperatura de las cada vez peores relaciones entre la Moncloa y el Palau de la Generalitat. Rajoy, que no tiene prevista una reunión privada con Artur Mas porque estará en la Ciudad Condal para «cosas importantes», según dijo desde Panamá, presidirá el I Foro Económico del Mediterráneo Occidental, unas jornadas en las que participarán empresarios y ministros de Exteriores de cinco países europeos y otros cinco africanos, y en las que el máximo responsable de la Generalitat no sido incluido en el programa oficial, porque se trata de una «reunión de estados nacionales», según la Moncloa.

El ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, y el consejero catalán de la Presidencia, Francesc Homs, mantuvieron ayer una conversación telefónica en la que trataron, sin éxito, de desencallar lo que en Cataluña se conoce como un nuevo conflicto diplomático entre ambas administraciones. Un «veto», según CiU, de Rajoy a Mas, que puede empeorar más si cabe el clima de enfrentamiento que hay entre los dos gobiernos, que no son capaces de ponerse de acuerdo, no ya en cómo salir del atolladero del desafío soberanista, sino ni siquiera en lo que para unos son normas protocolarias y para los otros, un menosprecio a la Generalitat.

Gesto a favor

A pesar de la petición de una buena parte de las fuerzas políticas catalanas (CiU, ERC, PSC e ICV), que reclamaron a Rajoy un guiño que aflojara la tensión, favoreciese el diálogo y por tanto permitiera a Mas intervenir en el acto, el acuerdo no fue posible y la Moncloa insistió en su negativa a que el presidente catalán pueda dar un breve discurso de bienvenida a los participantes desde la tribuna de oradores. El Ejecutivo señaló, no obstante, que ha cursado una invitación al presidente de la Generalitat para que acompañe a Rajoy a la inauguración del Foro, aunque no podrá tomar la palabra. La Generalitat, aun así, no tira la toalla, valoró el tono constructivo de la conversación entre Homs y García Margallo e interpretó que el ministro de Exteriores aún no ha dado el no definitivo a que Mas intervenga. La intención del Gobierno catalán es intentar que no se produzca un nuevo incidente como el del jueves pasado, cuando Mas plantó a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, en un acto celebrado en la sede barcelonesa de Fomento del trabajo. Desde Cataluña se entiende el episodio de mañana como el último ejemplo de la voluntad del Gobierno central de querer demostrar 'quién manda aquí'.

Horas antes de que Margallo y Homs hablaran y de que la Moncloa cerrara la puerta, la federación nacionalista reclamó a Rajoy que al menos permita tres o cuatro minutos para dar la bienvenida a los participantes, ya que el foro tiene lugar en el Palau de Pedralbes que es propiedad de la Generalitat. CiU advirtió que interpretaría el rechazo como un «veto absurdo, que no tendría ningún tipo de explicación», según dijo su secretario general, Josep Antoni Duran Lleida, que avisó de una nueva escalada de tensión entre ambos ejecutivos, enfrentados por el pulso soberanista.

En el Palau de la Generalitat apuntaron que la pretensión de Mas no tenía nada de extraordinario y que de hecho existían precedentes similares, como una cumbre de ministros de Exteriores de la UE en Palma, en el mes de julio de este año, en la que José Ramón Bauzá dirigió unas palabras a los asistentes, como también lo hicieron los presidentes catalanes José Montilla en 2008 y Pasqual Maragall en 2005, en una cumbre Euromediterránea y en la inauguración de la sede en Barcelona de la Unión por el Mediterráneo.

El PP le recordó, no obstante, a Mas que tendrá oportunidad de intervenir en la cena de bienvenida con los ministros (hoy por la noche, previa a la celebración del foro) y, si así lo desea, recibir al presidente del Gobierno mañana cuando llegue al Palau de Pedralbes. «Esperemos que no haya otro problema de protocolo y que Mas actúe con sensatez y se dé cuenta de que es presidente autonómico y no de ninguna nación», dijo la presidenta del PPC, Alicia Sánchez-Camacho.