Un tesoro escénico a proteger
La capital gaditana abre hoy una nueva edición de su más prestigioso evento cultural, el superviviente Festival Iberamericano de Teatro
Actualizado:Cuando faltan ideas, dineros y entusiasmo para casi todo, lo primero que se deja atrás es lo que erróneamente se considera prescindible, lo que no tiene que ver con la salud, la alimentación, el empleo y la educación. Pero eliminar de ese paquete básico de supervivencia para una sociedad la cultura es un error que se puede pagar caro. El Ayuntamiento de Cádiz parece dispuesto a no cometerlo y ha hecho un esfuerzo por mantener bien a la vista la mejor joya de la programación gaditana.
Se trata del Festival Iberoamericano de Teatro que hoy levanta el telón de su edición número 28, una edad magnífica, casi heroica cuando todas estas citas están amenazadas de muerte. El FIT ha conseguido, con todas las dificultades imaginables, mantenerse como un vínculo estable e invisible entre las letras de América y España, entre las escenas de las dos orillas del Atlántico, en las que la capital gaditana siempre tiene puesta su mirada, su melancolía y sus empeños.
Además, es un festival que ha logrado ganarse el prestigio de los expertos y profesionales sin renunciar al calor del público. Sus premios, con el Atahualpa del Cioppo a la cabeza, han terminado de dar lustre al conjunto. Suponen un añadido de mitomanía, reconocimiento y encuentro a una excusa para que el mundo del teatro se vea en Cádiz.
Los nombres de los galardonados en Cádiz, como los de todos los que han pasado por las tablas, son el mejor aval para mostrar la salud del FIT, la riqueza intangible que aporta a la capital gaditana cuando el resto de propuestas están afectadas por las dificultades presupuestarias, la fuga de espectadores y la falta de ideas que suplan al dinero.