Bicicletas

Hace tiempo que se está creando una corriente de opinión contra el uso de la bicicleta en las ciudades , pero esos mismos peatones que despotrican de ese medio de transporte se olvidan de sus beneficios, unos más visibles y otros menos. Los evidentes son la descongestión del tráfico, la ausencia de contaminación sonora y lo saludable de esta actividad, entre otras virtudes. Los beneficios ocultos son los que van al hilo de la contaminación. Hoy mismo hemos sabido que en Europa se producen 400.000 muertes relacionadas con la contaminación del aire que respiramos.

Eso sin contar los otros cientos de miles que están afectados por problemas respiratorios, etc. Y de todas esas muertes y molestias ninguna se puede atribuir al uso de la bicicleta. Evidentemente que hay energúmenos sobre las mismas, al igual que los hay conduciendo coches, motos, camiones y autobuses, sin contar los peatones que van despistadísimos con sus terminales móviles o que se saltan las normas de circulación cruzando por donde y cuando les place.

Así pues, cuando usted, peatón, se cruce con una bicicleta, mírela como una amiga y no como un artilugio demoniaco. Y, por supuesto, que al que no cumpla con las mínimas normas de convivencia, vaya pedaleando o andando, habrá que sancionarlo. Una ciudad más habitable es una ciudad menos contaminada.