Reme consulta una publicación sobre la materia. / Álvaro Cabrera
málaga

Una mujer en paro y con dos hijos vende un riñón por internet

«No me da miedo porque es para sacar adelante a mi familia», dice Reme, separada y que sobrevive gracias a la pensión de su padre

MÁLAGA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Es muy duro tener que ir a casa de tu madre a pedirle 20 céntimos para comprarle una bolsa de gusanitos a tu hijo». La asfixia económica de Reme es tal que asegura que no lleva ni un euro en su cartera. Y en su nevera hay lo justo para pasar el día. Todo se lo ha dado su madre. «Es mi 'mercadona'; cada mañana después de llevar a los niños al colegio me paso por su piso y me da una bolsa con cosas que necesito», cuenta esta malagueña de 36 años que «por desesperación» ha colgado un anuncio en Internet en el que ofrece uno de sus riñones «a cambio de una compensación económica». Ajena a las complicaciones que esto puede acarrearle, dice que no tiene miedo: «Estoy muy tranquila porque lo hago para sacar adelante a mi familia».

Separada de su pareja de hecho y con dos hijos de 9 y 5 años, sobrevive gracias a la pensión de su padre de poco más de mil euros. «Por ayudarme a mí no tiene ni para tomarse un café en el bar», se lamenta Reme, en paro desde hace dos años y cuyos ingresos se reducen a un subsidio de 426 euros. Con este dinero apenas le da para pagar la hipoteca de más de 350 euros, a la que se suma un deuda que arrastra por un préstamo de 5.000 euros que pidió, avalada por su padres, para que no le quitaran el piso hace unos meses.

Después de echar «veinte mil currículos por todos sitios» y sólo conseguir trabajos precarios «de pocos días o por horas», vio en una película que alguien ofrecía uno de sus órganos a cambio de dinero. Entonces buscó por Internet anuncios similares y decidió colgar el suyo. En él se describe como «una chica sana» y explica que «por serios problemas económicos» está dispuesta a «donar un riñón a cambio de una compensación económica». Desde que puso este mensaje, hace más de un mes, afirma que una persona se ha puesto en contacto con ella, pero no ha llegado a nada. Aunque no habla de dinero en su anuncio, al preguntarle señala que no lo vendería «por menos de 30.000 o 40.000 euros». «Ya que lo hago, que me quite las trampas que tengo», dice.

Reconoce que es «una manera de conseguir dinero fácil» y, aunque no le ha dicho nada a sus padres, cree que estos la comprenderían. «No he matado a nadie, esto lo hago por mis hijos y para que no me quiten la casa», señala.

Pena de prisión

Desconocedora de la legislación actual al respecto, sólo dice saber que el tráfico de órganos «no está permitido en España». Pero eso no le preocupa: «supongo que si alguien me llama será porque en su país sí se puede hacer». «Imagínese estar en el parque con sus hijos y ver cómo las otras madres les llevan al quiosco y yo no puedo comprarles ni un paquete de patatas», señala esta mujer, que asegura que nunca se hubiera imaginado en esta situación. «Cuando vivía con mi pareja entraban cada mes 3.000 euros en mi casa», recuerda. Ahora no le queda nada. «Toda la vida trabajando para estar así», se lamenta Reme, que ha estado diez años empleada en un matadero.

La última reforma del Código Penal establece que aquellos que promuevan, favorezcan, faciliten o publiciten la obtención o el tráfico ilegal de órganos humanos ajenos o el trasplante de los mismos serán castigados con penas de prisión, que serían elevadas en caso de que se trate de un órgano principal. Además, el receptor será castigado con las mismas penas si consintiera la realización del trasplante conociendo su origen ilícito. La condena podría ser rebajadas en uno o dos grados atendiendo a las circunstancias del hecho y del culpable.

A pesar de la legislación, son cada vez más las personas con problemas económicos que ofrecen un riñón por Internet para poder salir adelante. Además del de Reme, este periódico ha podido localizar otros dos anuncios del mismo estilo en la Red, aunque ha sido imposible contactar con sus autores. En ambos dicen ser hombres, de 44 y 45 años, en paro y sin ninguna ayuda del Gobierno.

Ya hace tres años este periódico se hizo eco del caso de un desempleado que colgó un anuncio de venta de uno de sus riñones (SUR 28/10/2010). Tras hacerse pública su situación la Guardia Civil abrió una investigación al respecto. Este hombre aseguró que contactaron con él algunos extranjeros que le ofrecieron hasta 100.000 euros por el órgano.