El cardenal Bertone dice adiós al Vaticano
Parolin, nuevo número dos del Papa, no acude a su investidura por una operación y desluce la ya triste despedida de su antecesor
ROMA.Actualizado:Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano durante siete años tormentosos con Benedicto XVI y cuya figura ha caído en picado en el último año y medio, ni siquiera logró ayer que su último día en el cargo fuera normal. Lo vivió en el mismo clima enrarecido y en una extraña sensación de soledad. Por sorpresa, su sucesor, Pietro Parolin, no acudió a la ceremonia de relevo celebrada en presencia de Francisco. Según explicó el portavoz vaticano, Federico Lombardi, ha tenido que someterse a una operación, aunque aseguró que es nada grave. Así que la toma de posesión de Parolin se redujo al melancólico adiós de Bertone.
Lo ocurrido ha dado que hablar, porque es extraño, tratándose de un plantón en el estreno del más alto cargo de la Santa Sede después del Papa. O bien se trata de una dolencia repentina, o no es tan leve como se dice, o no ha tenido mucho ojo programando la intervención. O cualquier otra cosa que no se ha explicado bien, para variar. Sólo se sabe que se encuentra en un hospital de Véneto, su región natal. «Ha tenido que prever la operación con tempestividad para que cuando comience su trabajo, dentro de un par de semanas, pueda estar totalmente tranquilo», comentó Lombardi. Es decir, habrá un vacío de autoridad provisional.
De este extraño modo se cierra la polémica 'era Bertone', marcada por una gestión muy cuestionada y una fuerte oposición interna en la Curia. Contra la costumbre, no procedía del mundo diplomático de la Sante Sede, fue visto como un intruso y él tampoco hizo mucho para dejar de serlo. Le han acusado de ser autoritario, excederse en sus competencias solapando al Pontífice y enchufar a amigos. Este clima turbio degeneró en el gran escándalo 'Vatileaks' de filtración de documentos reservados en 2012, en el que Bertone era la principal diana. En el cónclave fueron legión los cardenales que exigieron su cabeza como primer paso para hacer limpieza en el Vaticano. Oficialmente, esto ocurrió ayer, siete meses después.
El exsecretario de Estado se quejó en verano, al anunciarse su marcha, de los «cuervos y víboras» que le amargaron la vida en la Curia. Ayer, ante Francisco, fue más comedido. Con Bergoglio termina la potente figura del número dos. Quedará reducida a ser un gestor y el gobierno en sí será colegial, con la comisión de ocho cardenales nombrada por el Papa.
Bertone recordó a Benedicto XVI como «un reformador de las conciencias y del clero» que «ha sufrido profundamente por los males que afean el rostro de la Iglesia». Citó el escándalo de la pedofilia y la controvertida gestión del Istituto per le Opere di Religione (IOR) -conocido como el Banco Vaticano-, donde Bertone ha sido hostil a la transparencia. Con su estilo retórico, deseó a su sucesor que «llegue pronto a desatar los nudos que aún impiden a la Iglesia ser en Cristo el corazón del mundo».