Apuntes

Justicia para la Cumbre de Cádiz

La celebración de la nueva cita iberoamericana en Panamá viene a demostrar que el precedente gaditano fue un éxito aún pendiente de valoración

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Será que una zona como la provincia de Cádiz, periférica y de modesta pujanza económica, está poco habituada a ser escenario de grandes citas internacionales. Ése sería un obstáculo para valorar la trascendencia de la XXII Cumbre Iberoamericana que se celebró en la capital gaditana el pasado mes de noviembre. Los esfuerzos de la Casa Real y del Gobierno por convertir la cita en un foro de debate sin ausencias ni carencias arrancó meses antes de su inicio, en cada visita oficial a cada jefe de estado. Algunas voces quisieron calificar como gris el resultado de la Cumbre de Cádiz pero tan sólo ha sido preciso esperar un año para comprobar que se equivocaban. El próximo fin de semana arranca en Panamá la vigesimotercera cumbre y antes de que pueda valorarse su contenido, ya ha hecho buena a la anterior, a la gaditana. En la cita panameña no estará, por primera vez, el Rey Juan Carlos por razones de edad pero tampoco acudirán los primeros responsables de los ejecutivos de Brasil, Chile, Uruguay, Ecuador, Argentina, Venezuela o Cuba. Algunas de estas ausencias ya se dieron en la capital gaditana pero ahora reaparecen ampliadas, agravadas, para cuestionar definitivamente estas citas, ya renqueantes hace bastante tiempo. En ambos casos, vienen a confirmar la extrema dificultad de la organización de estos encuentros internacionales y resaltan el hecho de que el de Cádiz tuviera una asistencia notable, con una repercusión asombrosa. Sin ir más lejos, a Cádiz acudieron (con distancias mucho mayores) 1.500 periodistas acreditados y en Panamá serán menos de la mitad. Conviene tomar perspectiva para sacar conclusiones y parece que, un año después, aquel gran momento fue aún mayor de lo que pareció.