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La ley del secuestro impera en la Siria de las milicias radicales

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El convoy del Comité Internacional de la Cruz Roja Internacional (CICR) regresaba el domingo a Damasco después de cuatro días de distribución de material en el norte de Siria cuando fue detenido en un control de carretera en Idlib. Seis miembros del organismo internacional y un voluntario de la Media Luna Roja que les acompañaba fueron retenidos por milicianos que, según informaciones del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, pertenecerían al Estado Islámico de Irak y Levante. Unas horas más tarde, cuatro de ellos fueron puestos en libertad, pero tres permanecen en manos del grupo armado.

«Buenas noticias, nos confirman que el voluntario la Media Luna Roja Siria y tres de los seis colegas del CICR fueron liberados sanos y salvos», informó en Twitter el jefe de operaciones para Oriente Próximo, Robert Mardini. El CICR es prácticamente la única organización internacional que opera en Siria ayudando a la población que se encuentra en zonas bajo control de cualquiera de las partes en conflicto, pero grupos vinculados a Al-Qaida como el Frente Al-Nusra o el Estado Islámico de Irak y Levante han ido llenando el vacío del régimen y se han emitido fatuas (edictos islámicos) en las que se acusa a los occidentales de espías.

Hay al menos 16 periodistas secuestrados, según Reporteros sin Fronteras, entre ellos el enviado especial del Periódico, Marc Marginedas, y el CICR tampoco es inmune al caos creciente. «No tenemos intención de detener nuestras actividades, aunque estas situaciones nos llevan a repensar las operaciones», aseguró a la agencia AFP Edwar Watson, portavoz de la organización. La provincia de Idlib es uno de los bastiones en manos de grupos extremistas y ayer un coche bomba mató al menos a 30 personas en el pueblo de Darkush.