«La descomposición del orden público erosionó muchísimo a la II República»
El profesor repasa la historia del mundo contemporáneo y aduce que Franco empeoró el problema de la organización territorial Juan Pablo Fusi Historiador
Actualizado:Doscientos años largos dan para mucho. En el libro 'Breve historia del mundo contemporáneo', que abarca desde 1776 hasta nuestros días, Juan Pablo Fusi analiza todas las revoluciones y acontecimientos acaecidos en este prolongado periodo de tiempo, desde las revoluciones americana y francesa hasta las guerras napoleónicas, pasando por los fascismos y la caída del Muro de Berlín. El historiador destaca que el nacionalismo que nace con el Romanticismo tiene un fundamento liberal que se aleja de las divisiones étnicas y secesionistas que vinieron después, al final del siglo XIX. Cree además este catedrático de la Universidad Complutense que los desafíos de la actualidad ya fueron descritos por Keynes: conciliar la eficiencia económica con la justicia social y la libertad individual. En esta obra, publicada por Galaxia Gutenberg-Círculo de lectores, Fusi aduce que la II República erró en su reforma educativa y eclesiástica al concitar la enemistad de la España católica.
-La I Guerra Mundial inauguró toda una industria de matar.
-Aunque el armamento usado era muy inferior al de la II Guerra Mundial, en la primera murieron diez millones de personas y se movilizaron unos sesenta millones de soldados sumando ambas partes.
-¿Qué consecuencias tuvo?
-Conllevó la desaparición de tres imperios, la creación de países nuevos en Europa, la presencia de Francia y Gran Bretaña en Oriente Medio, la irrupción del fascismo italiano y la Revolución Soviética, que no habría tenido tanta importancia de no ser por esa gran contienda.
-Lo mejor del Romanticismo quizá fue su arte. ¿Lo peor fue el nacionalismo?
-El nacionalismo que impregna el Romanticismo es de corte liberal. Va unido al constitucionalismo y el Parlamento. Es muy al final del siglo XIX cuando empiezan a aparecer una serie de nacionalismos de raíz autoritaria, muy tradicionalistas y vinculados a movilizaciones étnico-secesionistas en el interior de Estados nacidos hace mucho tiempo. El nacionalismo de cuño romántico trajo consigo Grecia, la unificación italiana, Garibaldi... Es más de unificación que de división.
-¿Está envuelta la II República por un halo sentimental?
-Durante el periodo de Azaña se pusieron en marcha reformas que parecían necesarias para el progreso y la modernización de España, como la agraria, la militar, la eclesiástica y educativa, así como la territorial. Cosa distinta es cómo se hizo eso. Algunas, como la reforma educativo-eclesiástica, se hicieron mal, fue una provocación innecesaria a la España católica.
-¿Por qué acabó mal la República?
-Hubo un muy grave problema de descomposición del orden público que erosionó muchísimo la propia legitimidad de la Republica. Además, a partir de 1933 y durante 1934, tanto la CEDA como el PSOE se deslizaron hacia posiciones extremistas y radicales, la primera en busca de un orden católico y el segundo en demanda de una república popular.
-La Guerra Civil no parece que arreglara nada.
-A finales del siglo XIX y principios del XX los grandes problemas de España eran el atraso económico, la falta de democracia y el mal funcionamiento de la Administración y del Estado de Derecho. Todo eso lo agravará la Guerra Civil. Pero además persistía el conflicto de la organización territorial del Estado. En este sentido, la II República fue muy prudente. Concedió la autonomía a Cataluña en 1932 y, solo cuando ya había comenzado la guerra, al País Vasco. Desde luego la Guerra Civil no resolvió ese problema y la dictadura de Franco empeoró la organización territorial del Estado español.
-¿Ahora se está haciendo todo lo contrario a nuevo New Deal?
-Es verdad que Roosevelt puso en marcha grandes inversiones con dinero público, pero también cerró los bancos cien días, todos sin excepción, e inyectó grandes cantidades a la banca. La gente no se acuerda mucho de que de Roosevelt tomó medidas muy duras.
-¿Tiene la democracia española graves problemas sin resolver?
-Problemas siempre hay, pero no se derivan de que esté mal trazado el aparato constitucional e institucional, que en algunos casos es impecable.