Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Decenas de cadáveres se apiñan en el punete lugar de la tragedia. :: SANJEEV GUPTA / EFE
MUNDO

Estampida mortal en un templo indio

Más de un centenar de víctimas al desatarse el pánico entre los peregrinos que acudían a un festival por el temor a que cayera un puente

ZIGOR ALDAMA
Actualizado:

Una festividad religiosa, una muchedumbre, y un puente estrecho. Son los elementos de un explosivo cóctel que ayer volvió a provocar una gran tragedia en India. Eran las nueve de la mañana, y decenas de miles de peregrinos se dirigían hacia el templo de Ratangargh, en el Estado central de Madhya Pradesh, para celebrar la última jornada del festival hindú de Dussehra. Muchos de ellos -entre 25.000 y 100.000 según diferentes fuentes- se encontraban en un estrecho puente de 500 metros de longitud cuando una pequeña trifulca provocó que la gente se detuviera y se apelotonara.

El rumor de que el puente estaba a punto de desmoronarse, provocado según diferentes testigos por la rotura de puntos de sujeción, hizo que cundiera el pánico y que se produjese una gran estampida. «Hubo una pequeña carga de la Policía que empeoró la situación. Fue entonces cuando muchos decidieron saltar del puente», aseguró uno de los supervivientes, Manoj Sharma, al diario Times of India. La muchedumbre dificultó la llegada de los equipos de rescate, cuya demora de varias horas provocó la muerte de muchos heridos, y algunos de los peregrinos, furiosos, incluso atacaron a los efectivos policiales movilizados en la zona, a quienes culpaban de la tragedia.

Anoche, el número oficial de víctimas mortales ya había alcanzado las 115, entre ellas 30 niños, y se espera que continúe aumentando hoy. «Todavía tenemos que recuperar cadáveres del río Sindh, así que la cifra total de muertos podría alcanzar los 150», reconoció uno de los responsables del operativo de emergencia, Dilip K. Arya. Al parecer, unas elecciones que se celebraban cerca restaron efectivos al dispositivo de seguridad desplegado en los aledaños del puente, que, según el Times of India, consistía sólo en nueve agentes de policía y un subinspector para una congregación de unas 150.000 personas. En un intento por aplacar las críticas, las autoridades activaron ayer la alerta máxima, desalojaron de los hospitales a los enfermos leves para dejar espacio a los heridos en la estampida, y desplazaron a una veintena de médicos y especialistas.

Pero mientras se ponían en marcha las labores de rescate, algunos políticos no perdieron la ocasión de utilizar el suceso con fines electoralistas. El diputado por la región, Ashok Argal, culpó de la estampida a la falta de cooperación y de civismo de los peregrinos, y aseguró que «la Administración había tomado todas las medidas necesarias para evitar un suceso dramático».

Compensaciones «ridículas»

No obstante, enfrentado con la realidad, el ministro local, Shivraj Singh Chouhan, reconoció que algo funcionó mal. «Es evidente que los medios destinados en un principio al lugar eran insuficientes, y habrá que depurar responsabilidades», aseguró en declaraciones a los medios de comunicación locales.

Chouhan ordenó la apertura de una investigación judicial y anunció una compensación económica de 150.000 rupias (1.800 euros) para las familias de los muertos y de 50.000 rupias (610 euros) para cada herido, cantidades que los partidos de la oposición no tardaron en tachar de ridículas. El escenario de la tragedia de ayer es el mismo en el que hace siete años perdieron la vida otras 50 personas en circunstancias similares. Y la lista de sucesos con los mismos elementos es interminable. En febrero de este año, otra estampida sacudió la mayor celebración hindú, que congrega a 30 millones de fieles, y se saldó con 36 muertos.

En 2012, el número de muertos en incidentes parecidos rozó los 200, y un año antes más de un centenar de personas perdió la vida en el Estado sureño de Kerala durante otra celebración religiosa. Afortunadamente, ningún suceso ha alcanzado la magnitud del que impactó al mundo entero durante el Kumbh Mela de 1954. Entonces, el terror dejó entre 350 y 800 muertos.