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Economia

Pescanova mantuvo las irregularidades tras intervenir la CNMV y la Fiscalía

El equipo de Fernández de Sousa continuó con el maquillaje contable, al menos hasta mediados de mayo, cuando fue imputado el expresidente

J. A. BRAVO
MADRID.Actualizado:

¿Osadía, locura o simplemente huida hacia adelante? Buena parte de la cúpula directiva nombrada por el expresidente de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa, mantuvo las irregularidades cometidas durante años aún tras la intervención de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y de la Fiscalía Anticorrupción.

Según la abundante documentación que obra en las diligencias previas 31/2013 de la Audiencia Nacional -conocidas como el 'caso Pescanova' y abiertas el 12 de abril, cuyas primeras declaraciones tendrán lugar a partir de mañana-, la manipulación contable confirmada meses después por sendos informes periciales de KPMG -como auditor forense- y Deloitte -administrador concursal desde finales de abril- no concluyó, al menos, hasta mediados de mayo, poco antes de ser imputado Fernández de Sousa.

De hecho, existen distintos correos electrónicos de esas fechas donde diversas empresas insisten a la dirección de la multinacional que se les siguen cargando por parte de varios bancos facturas que, supuestamente, corresponderían a deudas que habrían contraído anteriormente con Pescanova. Sin embargo, tal débito no era real porque la operación a la que correspondería nunca habría existido o ya estaba pagada.

La situación se repite con más de una veintena de empresas y bancos, con cargos 'pequeños' (facturas de 5.000 a 10.000 euros), medianos (de hasta 100.000 euros) e incluso mayores. La respuesta de la dirección de Pescanova en todos los casos era la misma: «un error informático». Sin embargo, la equivocación no era aislada. Se multiplicaba en número y en el tiempo, aún después de conocer la compañía esa 'anomalía'.

En tal tesitura, el enfado tanto de clientes y proveedores -a los que se cargaban esos pagos injustificados- como de los bancos que intervenían en la operación -que se habían adelantado entre el 50% y el 90% de esas sumas, a cambio de una comisión fija y un porcentaje (lo que se conoce como 'factoring')- iba en aumento. Desde UBI Banca -el quinto mayor grupo bancario de Italia y al que Pescanova todavía adeuda 86 millones de euros- se señalaban claramente sus sospechas de que desde la compañía alimentaria se estuvieran «haciendo facturas falsas».

No eran los únicos. Diversas entidades del sector de los congelados que trabajaban (algunas lo siguen haciendo) con Pescanova también pensaban lo mismo. «Nos parece que todas esas facturas son falsas...», «no existen...», concluían en sendos correos cruzados entre principios de enero y mediados de mayo, aunque fuentes de la investigación apuntan que era «una práctica común» desde, al menos, 2007.

«La paciencia se agota»

Lejos de reducirse ante el temor de que la CNMV -que suspendió su cotización el 12 de marzo- o la Fiscalía -que se querelló contra parte del consejo el 16 de mayo- descubrieran algo, esta operativa fue en aumento, provocando incluso la desesperación de los propios comerciales de Pescanova. «La paciencia de nuestros clientes se agota», decía uno de ellos a sus jefes en un correo del 20 de marzo. Fechas más tarde otra compañera añadía: «Todos los días me llegan burofaxes (con quejas sobre ese tipo de facturas); me parece un exceso lo que hacéis», en referencia a la dirección.

Más clarificador es otro correo del 19 de abril, dirigido a Carlos Turci, director financiero. «Los contratos del 'factoring' sin recurso... mantenían una carta por debajo, oculta a los auditores, donde se demuestra y constata que eran... un engaño», le echaba en cara un subordinado. Apenas dos semanas antes, la compañía seguía sosteniendo ante los requerimientos de la CNMV que no tenía nuevas informaciones «relevantes» que dar a conocer a «inversores y público en general». Pero para la cúpula de Pescanova no eran «relevantes» esas facturas presumiblemente falsas aunque, según la investigación forense de KPMG, llegó a usar hasta 26 sociedades (14 meramente instrumentales) para emitir facturas falsas entre 2007 y 2013 con el fin de ocultar deuda o lograr financiación a corto plazo por falta de liquidez.

Tampoco lo fueron otras irregularidades anteriores en el tiempo. Es el caso, por ejemplo, de las operaciones de compraventa ficticia de mercancía que se venían haciendo durante años mediante el método del «circuito», usando sociedades 'fantasma' domiciliadas en territorios 'offshore' (paraísos fiscales).

Nada de esto conocieron ni los acreedores ni el regulador del mercado. El propio jefe de auditoría de Pescanova, Joaquín Viña, instaba a sus compañeros a «reenfocar las respuestas» que daban a los bancos porque «contestando a lo que preguntan es imposible salir bien».