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Sociedad

Esperan 25.000 fieles en la beatificación de Tarragona

La controvertida elevación a los altares de 522 mártires católicos ha sido muy contestada desde sectores laicos y de cristianos de base

I. ESCARPA
TARRAGONA.Actualizado:

Los obispos esperan que 25.000 fieles asistan hoy en Tarragona a la ceremonia de beatificación de 522 «mártires de la persecución religiosa en España en el siglo XX». Será la más multitudinaria en la historia de la iglesia católica española, que elude referirse a los futuros beatos como «mártires de la Guerra Civil», por más que 520 fueron asesinados durante la contienda fratricida y solo dos en 1934.

La plana mayor de la Conferencia Episcopal Española (CEE) concelebrará una ceremonia que ha generado una fuerte contestación en diversos sectores laicos y de cristianos de base y a la que asistirán destacados políticos y mandatarios autonómicos, como el presidente catalán Artur Mas, los ministros de Interior y Juticia, Jorge Fernández Díaz y Alberto Ruiz-Gallardón, y el presidente del Congreso, Jesús Posada. Los obispos cursaron invitación a la Casa Real.

Bajo un fuerte dispositivo de seguridad, el recinto de la antigua Universidad Laboral de Tarragona acogerá la masiva ceremonia, a la que se prohibe acceder con banderas y pancartas. Estará presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el presidente de la CEE, Antonio María Rouco Varela, y el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol. Habrá 104 obispos concelebrantes -79 españoles y 25 extranjeros-, ocho cardenales, 1.386 sacerdotes, 2.720 religiosos de todas las congregaciones y 3.947 familiares de los mártires.

Para grupos católicos como 'Església Plural' celebrar la ceremonia tras el 12 de octubre y en un contexto de reclamación de independencia en Cataluña puede convertirla «en un acto de exaltación españolista». Otros colectivos de cristianos de base creen que reabre heridas no curadas de la Guerra Civil y es «un agravio» para cientos de miles de víctimas del franquismo «que aún no han visto reparada su memoria». La Coordinadora para la Laicidad y la Dignidad, que lo percibe como «un insulto a la memoria y a la historia», entregó al arzobispado de Tarragona casi 2.000 firmas en contra de un acto que para el prelado carece de connotación política, es «estrictamente religioso», y describe como «un momento de paz, perdón y reconciliación».