La difícil tarea de reinsertar a Berlusconi

Asimilada la condena por evasión fiscal a un ex primer ministro, Silvio Berlusconi, Italia ya ha entrado sin dramatizar en el siguiente vodevil. El magnate debía elegir antes del próximo martes cómo cumplir su año de pena, después de beneficiarse de un indulto que le perdona tres: arresto domiciliario o prestar servicios sociales a la comunidad. Se pensaba que el voluntariado podía ser algo humillante, pues además implica reconocer el daño y él sigue declarándose inocente. Pero estar encerrado en casa, con las visitas controladas, parecía peor.

Ha negociado la concesión de una gracia, pero no ha colado. El Parlamento ya trabaja en inventarse una amnistía con la excusa del colapso de las prisiones que tal vez, por casualidad, le acabe salvando. Al final ayer optó por ayudar en alguna ONG y sus abogados presentaron oficialmente la solicitud.

Se hacen chistes con Payasos Sin Fronteras y cosas así. También un circo de calle napolitano ha propuesto que salga en escena con ellos a contar chistes. La organización de ayuda humanitaria Emergency le abre las puertas para mandarlo a Sudán o Afganistán, pero en ningún caso le dejaría llevar las cuentas.

El asuntoha desatado una oleada de ofertas a Berlusconi, con asociaciones de todo tipo invitándole a que vaya con ellas, por darse publicidad o marcarse un tanto con él. «¡Silvio, ven conmigo a plantar tomates y limpiar retretes a la comunidad del padre Mazzi!», le dijo el otro día en la radio su compinche Lele Mora, condenado en el 'caso Ruby' por llevarle prostitutas a sus fiestas y que ya hace trabajos sociales por otra sentencia. Anteayer, el exfascista y líder de un partido enano de derechas Francesco Storace le propuso irse al diario del partido para encargarse de la publicidad.

Pero también tiene enjundia porque 'Il Cavaliere', que hila muy fino, probablemente estudiará bien dónde ir pensando en clave mediática y en cómo explotarlo a su favor.