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El Congreso aprueba la reforma educativa con el único respaldo del PP
La Lomce obtiene el aval de la Cámara Baja sin la adhesión de ningún grupo de la oposición, que acusa a Wert de «imponer» la normativa
MADRID. Actualizado: GuardarLa reforma educativa que abandera el ministro José Ignacio Wert dio ayer un paso más al lograr el aval del Congreso. Pero lo hizo a costa de su soledad. La Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) no sumó ni un apoyo más allá de las bancadas populares. El tan demandado consenso por parte de los ciudadanos en una materia tan sensible como la educación que reflejan las encuestas está más lejos que nunca. Por enésima vez el Gobierno se quedó solo en la defensa de la normativa y debió aferrarse una vez más -como ya hiciera para tumbar las 11 enmiendas a la totalidad- a su mayoría absoluta en la Cámara Baja para sacar adelante el texto con 182 votos a favor, 137 en contra y 2 abstenciones y permitir que inicie su camino en el Senado. Un aislamiento más evidente que nunca al no lograr ni siquiera el apoyo de Foro Asturias y UPN -tradicionales aliados parlamentarios de los populares y que en esta ocasión se abstuvieron-. Por su parte, todos los partidos de la oposición mostraron su rechazo a una ley «impuesta» y sembraron negros nubarrones sobre el futuro de la misma al reiterar su voluntad de derogarla en cuanto cambie el signo político del Ejecutivo.
«¿A quién no le gusta tener más apoyos? No ha sido posible pero no por la falta de voluntad de dialogo». Con esta reflexión llegaba el ministro Wert a al pleno, consciente de que la Lomce no gozaba del respaldo de ningún otro grupo. Una falta de consenso convertido en el talón de Aquiles de una reforma que ha provocado decenas de manifestaciones y protestas en la calle y sobre la que ya pende la amenaza de un recurso ante el Tribunal Constitucional, según advirtió ayer la consejera de Educación de Cataluña, Irene Rigau, por ir contra el Estatut.
Más calmado
Quizás, sabedor del resultado favorable de la votación, Wert estuvo más calmado que de costumbre en su intervención. Repitió el consabido argumentario establecido en su departamento desde que el Consejo de Ministros diera luz verde a la Lomce el pasado 17 de mayo. De esa forma, rechazó que la normativa conlleve una segregación, rompa con la igualdad de oportunidades, desmantele la educación pública o ataque al catalán. Toda una serie de críticas de los portavoces de la oposición que el ministro tachó de «descalificaciones nacidas del prejuicio» cuando no de «simples insultos». Una vez despachadas las acusaciones llegó el turno de resaltar las virtudes de la ley. En su opinión, la Lomce intenta paliar el elevado abandono escolar y el pobre rendimiento académico que indican todos los estudios internacionales. «Eso es un drama social y un drama económico. Eso sí que es segregador», aseguró.
Wert insistió en el encarecimiento que supone para el sistema educativo la elevada tasa de repetición. «Cada repetidor incrementa el coste del sistema una media de 7.000 euros. Si a los 15 años tasa de repetición 40% el coste global es de 24.000 millones de euros», afirmó. Por eso el ministro defendió las evaluaciones externas como la mejor herramienta para detectar estos problemas. El titular de Educación también fue taxativo sobre la polémica lingüística al negar que la Lomce «minusvalore» las lenguas cooficiales: «No hay ningún ataque a la inmersión lingüística».
La oposición tampoco se movió un ápice de las críticas vertidas desde el inicio del trámite parlamentario, pero a diferencia del Gobierno, quisieron escenificar su unanimidad en el rechazo a la ley con una foto de todos los portavoces -salvo UpyD- en las puertas del Congreso. En el pleno, el responsable de Educación del PSOE, Mario Bedera, calificó de «desatino» la ley Wert por crear problemas donde no los había. Hizo hincapié en la falta de consenso de la normativa y denunció que la tramitación parlamentaria ha consistido en un «soliloquio» y un «absoluto autismo» del Gobierno. «Ustedes no negocian, solo imponen», declaró el portavoz socialista que incluso se atrevió con un vaticinio: «Se le recordará como el ministro que trató de acabar con la educación pública». Una crítica similar a la realizada por Izquierda Plural.
Los partidos nacionalistas centraron sus críticas en la polémica lingüística. El portavoz de CiU, Martí Barberá, aseguró que la Lomce «envía al catalán a un tercer orden».. El PNV también lamentó la «visión» uniformadora del Estado que consagra la Lomce. La anécdota de la sesión la protagonizó el diputado de Amaiur, Xabier Mikel Errekondo, al escenificar el «castigo» que supone para las lenguas cooficiales la Lomce sosteniendo con los brazos en cruz dos carpetas.