Mas afirma que hasta el PP quiere cambiar el estatus de Cataluña
El presidente de la Generalitat descarta las terceras vías intermedias y proclama que el único proceso válido es el de la consulta soberanista
BARCELONA. Actualizado: GuardarArtur Mas aprovechó el portazo que recibió en Madrid la propuesta de una financiación singular para Cataluña planteada por la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, para asegurar que el descontento catalán no es una invención exclusiva de las fuerzas nacionalistas, sino que es un sentir generalizado, a su juicio, casi unánime ya que hasta los populares plantean cambios.
El presidente de la Generalitat enarboló ayer la bandera del agravio hacia Cataluña y presumió de un consenso en la cámara catalana que roza el cien por cien entre las formaciones que consideran que hay que dar alguna salida a la situación política actual porque no se puede seguir igual. Según su opinión, la práctica totalidad de los diputados del Parlamento autonómico mantienen que el «statu quo en vigor no se puede mantener» como lleva funcionando desde hace 35 años. Ni que decir tiene que nada tienen que ver entre sí los cambios en las relaciones entre Cataluña y el resto de España que plantea la CUP, que aboga por la independencia de los Països Catalans, con la reforma limitada al sistema de financiación sin salirse del régimen común que defiende el PP, pero para Mas es «muy sintomático» que el «diagnóstico» de partida, la necesidad de cambio del estatus político y jurídico, sea «compartido» por el cien por cien del Parlamento de Cataluña.
Mas puso el dedo en la llaga de la división que hay en el PP ante el escenario catalán y subrayó la unanimidad que pide un cambio. Durante el pleno de control al Ejecutivo que cada quince días celebra la cámara autonómica Sánchez-Camacho no quiso entrar en el juego al que le invitaba Mas y afirmó que «persistirá» hasta el final por la «vía del diálogo constitucional» con el Gobierno central en la búsqueda de una solución pacífica a los problemas del encaje de Cataluña dentro de España. Fue en ese punto del debate, en el cara a cara entre Mas y Sánchez-Camacho, cuando la discusión subió de temperatura y dio paso a la ironía del presidente de la Generalitat con la presidenta del PP: «La veo un poco nerviosa, algo alterada, intuyo por qué debe de ser», dijo. La dirigente popular, a pesar del portazo recibido el lunes en Madrid, siente en cualquier caso que cuenta con el respaldo de Mariano Rajoy y cree que su partido sale reforzado pese al revés consechado en la dirección de su partido.
Única vía
Mas alardeó de unanimidad sobre la necesidad de cambiar el statu quo y también hizo gala de concitar un gran consenso, en esta caso del 80% de los diputados, en torno a la celebración de la consulta. Esta es la gran apuesta del Ejecutivo catalán y a medida que se acerca el final de año, que es cuando CiU y ERC deberán fijar la fecha y la pregunta del referéndum, el jefe del Gobierno autonómico se ve más presionado por las dudas que hay en el mundo independentista sobre su voluntad real de llegar hasta el final.
Después de que hace una semana, un destacado dirigente de Convergència diera por seguro que no habrá consulta porque Rajoy no lo permitirá, y entre rumores de que Mas tiene una hoja de ruta paralela, en la que entraría en juego la tercera vía alternativa a la independencia y al inmovilismo, el presidente catalán fue claro y reprochó al soberanismo que siempre esté sembrando dudas sobre sus intenciones. «Vía solo hay una: la del derecho a decidir y la consulta», sentenció. «Dejémonos de historias», proclamó enojado.