La primera mujer al frente de la Reserva Federal promete luchar contra el paro
Janet Yellen es una humanista de talante abierto, defensora de la transparencia y de una mayor regulación de los mercados financieros
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarJanet Yellen, de 67 años, no es sólo la primera demócrata que presidirá la Reserva Federal de Estados Unidos desde que Carter eligiese a Paul Volker en 1979, sino también la primera mujer de Occidente al frente de un banco central, si no se cuenta a Rusia. No se ha abierto camino en este mundo de hombres a fuerza de codazos, ni siendo tan macho como los machos, sino con un talante abierto y humanista desde sus comienzos en el mundo académico como especialista en la lucha contra el desempleo, algo que Barack Obama destacó ayer al anunciar la nominación de la actual vicepresidente de la Reserva Federal para presidir el organismo.
«Los trabajadores estadounidenses encontrarán en ella a una gran defensora», vaticinó Obama. Para Yellen el paro «no es una simple estadística», dijo en febrero pasado a la federación de sindicatos Aflo-Cio. «El daño que hace en la salud mental y física de los trabajadores, en sus matrimonios y en sus hijos es terrible».
La tasa del 7,3% de desempleo resulta envidiable desde el casi 27% de España, pero los analistas coinciden en que si la cifra ha bajado no es tanto porque se haya creado empleo, sino porque buena parte de la fuerza laboral se ha rendido en sus intentos de encontrar trabajo. «Todavía hay demasiados estadounidenses que no pueden encontrar trabajo y se preguntan cómo van a pagar las facturas», recordó ayer al aceptar el cargo.
Desde el principio de su carrera Yellen ha defendido que los bancos centrales pueden y tienen la obligación de jugar un importante papel a la hora de combatir el paro. El año pasado el Comité de Comunicaciones que dirigía recomendó a la Reserva Federal que situase sus objetivos de desempleo entre el 5,2% y el 6%, y una inflación del 2%. Este último dato se mantiene a raya, pero el primero se resiste. Por eso es probable que si depende de Yellen, que jurará el cargo en enero, la Fed será muy cauta antes de retirar el programa de estímulo económico que sigue engrosando su portafolio con Títulos del Tesoro. Los analistas esperan también que mantenga los bajos tipos de interés hasta que el paro caiga al menos hasta el 6,5%.
La mujer que sustituirá a Ben Bernanke es partidaria de que en tiempos de crisis los empresarios reduzcan el salario de sus empleados antes de despedirlos para mantenerlos todo lo posible, aunque sus disertaciones demuestran que es consciente del impacto que ello tiene en la moral de los empleados y por tanto en su productividad.
A lo largo de su carrera ha abrazado la filosofía de su mentor, el Premio Nobel James Tobin, que dirigió su tesis en la Universidad de Yale, de que los economistas tienen que hacer un trabajo que «no sólo esté a la altura de los altos estándares intelectuales, sino que mejore el bienestar de la raza humana». Sus compañeros de trabajo la definen como «una pequeña dama con un gran coeficiente intelectual».
Después de obtener el doctorado en Yale, fue profesora de Harvard y Berkeley y ponente de la escuela de Ciencias Políticas y Económicas de Londres, trabajó para el Consejo de Gobernadores de la Reserva Federal y fue gobernadora de la misma antes de que Bill Clinton la eligiese presidenta del Consejo de Consejeros Económicos de la Casa Blanca y después, del Comité de Política de Cooperación Económica y Desarrollo. Cuando Bernanke la convirtió en su mano derecha era presidenta del Banco de la Reserva Federal en San Francisco. «Es dura», concluyó Obama, «y no sólo porque sea de Brooklyn».