Viaje a la república de los sueños
Una muestra que reúne casi doscientas piezas de los popes del movimiento coincide con la que la Fundación March dedica a las raíces de este arte El Thyssen explora la fecunda relación del surrealismo con el mundo onírico
MADRID. Actualizado: Guardar«Bienvenidos a la república de los sueños». Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, saluda así a los visitantes de 'El surrealismo y el sueño', la primera gran retrospectiva que explora la profunda, obvia y fecunda relación entre el movimiento surrealista y el mundo onírico. Reúne 163 obras de los grandes maestros surrealistas -popes como André Breton, Salvador Dalí, Paul Delvaux, Yves Tanguy, Joan Miró, René Magritte, Max Ernst, André Masson, Jean Arp o Man Ray, y precursores como Odilon Redon, Henri Rousseau o Giorgio De Chirico-, en una selección del filósofo, profesor y crítico de arte José Jiménez. Es el comisario de una gran muestra que traza «el mapa del sueño surrealista como un rompecabezas».
Toma el relevo de la exposición que el Reina Sofía dedicó a Dalí y coincide con la que la Fundación Juan March dedica a las raíces más remotas y hondas del surrealismo. Una circunstancia que convierte a Madrid una vigorosa capital surrealista casi un siglo después del manifiesto fundacional (1924) de este poderoso y sugerente movimiento que sigue aún atrayendo y subyugando a las masas.
Caleidoscopio
Un 'ismo' que no es no es solamente un movimiento artístico más, «sino una actitud ante la vida que tiene su clave principal en la visión de imágenes interiores a las que se llega por el flujo del deseo», según el comisario. «Vivir es soñar y no se puede renunciar al sueño, que para los surrealistas es rabiosamente humano y no sobrenatural», resume José Jiménez. Para explorar este rico caleidoscopio de sueños propone «un itinerario en espiral, con claves de lectura en torno a denominaciones poéticas en una exposición que reparte conocimiento y placer». «Los surrealistas nos demuestran que el sueño es la otra mitad del vida y no la benigna psicosis temporal de la que hablaba Freud», sostiene Jiménez.
«La inspiración onírica es central para el surrealismo, para su praxis y su ideología; algo obvio y que, sin embargo, no se había explorado hasta ahora, ya que a veces lo más obvio es lo que más se olvida», asegura Guillermo Solana. «Proponemos un trayecto sinuoso, plagado de sorpresas y asociaciones que están en la esencia del lenguaje surrealista, del que queremos recuperar su sentido del asombro», dice. Jiménez ha distribuido la ambiciosa muestra en ocho secciones que evidencian el carácter multidisciplinar de un movimiento «que no se atiene a las jerarquías de los soportes, y que lo cambia todo». Una corriente «con mucho de rompecabezas» en la que la pintura, la escultura, los objetos, la fotografía y el cine «conviven con naturalidad en el primer movimiento multimedia de la historia, decisivo para el cine, la literatura o la publicidad, que abre nuevas formas de vivir y sentir y que es una afirmación de la libertad», resume el comisario.
Con la pintura, la escultura, los collages y la foto están también siete proyecciones cinematográficas de hitos del surrealismo, de la 'La edad de oro' o 'Un perro andaluz', de Luis Buñuel, a 'Recuerda', de Hitchcock, con decorados dalinianos, o 'Deseo', de Max Ernst. Hay obras muy poco conocidas como 'El hombre invisible' (1929-32) de Salvador Dalí, 'El cabo de las tempestades' (1964) de René Magritte o la escultura 'Mujer degollada' (1932) de Alberto Giacometti.
Los postulados surrealistas influyeron de manera decisiva en todo el arte posterior y conformaron la sensibilidad contemporánea, de modo que la exposición «pretende mostrar que esa huella tiene su raíz más profunda en la vinculación surrealista entre el sueño y la imagen», según el comisario. Un movimiento que «surgió en la crisis de entreguerras, que mantiene su viveza a lo largo de todo el siglo XX que hoy se entiende a la perfección», dice Jiménez.
Su selección presta una atención muy especial a las mujeres, «que por primera vez en la historia juegan un papel crucial en el arte». Reúne así piezas de once creadoras, «insuficientemente reconocidas en España y que en muchos casos merecerían una retrospectiva», según Solana. Hay así pinturas de la recién fallecida Ángeles Santos, fotografías y collages de Meret Oppenheimer, Claude Cahun o Dora Maar y óleos de de la española afincada en México Remedios Varo, de Leonora Carrington, Dorothea Tanning, Kay Sage, Nadja, Toyen o Leonor Fini, Leona Delcort. La muestra desvela también el trabajo de surrealistas menos conocidos, como Karel Reige, Joseph Cornell o Jindrich Styrsky.