La economía se hace colaborativa
Suop, una operadora móvil virtual, se une a Airbnb o Blablacar como negocio que ha hecho de las redes sociales su principal arma
MADRIDActualizado:Quizá sea lo único positivo a extraer de una crisis que apenas está dando tregua. Frente a los recortes y la incertidumbre, otra economía parece estar surgiendo con fuerza gracias al 'boom' de las redes sociales y la astucia de unos consumidores cansados del modelo actual. Se trata del consumo colaborativo, un concepto por el que la propiedad pasa a un segundo plano: lo importante es tener acceso a algo y poder usarlo. Prestar, intercambiar, compartir, regalar... Todos estos verbos forman parte ya del acervo lingüístico del consumo colaborativo.
Suop, un operador de móvil virtual, es una de las últimas iniciativas surgidas al calor del concepto. La intención, explica Jaime Pla, el ingeniero detrás de la idea, es «tratar de involucrar a los usuarios en el día a día y en la gestión del operador, delegando en ellos tareas que históricamente asumían las empresas». La compañía ha lanzado un portal en torno al cual se pretende levantar una comunidad online de usuarios que, a través de foros y wikis, sea capaz de dar un primer nivel de soporte. Allí se medirá la participación y, en función de la misma, los clientes retribuciones en forma de dinero o saldo para el móvil.
Para Pla las ventajas son claras. Por un lado, se logra una mayor satisfacción del cliente. «Al final, nadie mejor que otro usuario para resolverte una duda o un problema, si esa persona ya ha pasado por el mismo». Involucrar a los usuarios en el operador también sirve para generar ideas y decidir qué tipo de servicios puede prestar la compañía -de hecho, en este momento la web está sirviendo para limar, junto a los usuarios, aspectos como el tipo de tarifas que se ofertarán cuando el operador eche a andar o la voz de la persona que dará el saludo de bienvenida cuando se llame al 'call-center', que también lo habrá-, lo que proporciona «un sentimiento de pertenencia importante». Finalmente, hace hincapié en el ahorro que supone delegar en la comunidad ciertas tareas.
Pla, que participó en el lanzamiento de Simyo, es consciente de que otros operadores podrían seguir esta senda: «Creo que es el futuro y que, en mayor o menor medida, todas las empresas tendrán que copiarlo porque al final se trata de escuchar a la gente. La gente quiere transparencia y poder participar, que no haya un muro entre el cliente y la compañía. En este sentido Suop representa un salto cuántico. El ser humano es social por naturaleza y este tipo de proyectos se van a ir imponiendo ahora que hay herramientoas que permiten que actuar como una comunidad no solo sea posible a nivel físico sino también a través de un ecosistema online».
Y es que, en realidad, lo que propone la economía colaborativa siempre ha estado ahí. Dice Rachel Botsman, coautora de 'Lo que es mío es tuyo' y una de las grandes defensoras del movimiento, que «ahora vivimos en un mundo global donde podemos imitar los intercambios que antes tenían lugar cara a cara pero a unas escala y de una manera que nunca antes habían sido posibles. La eficiencia de internet combinada con la capacidad de crear confianza entre extraños ha creado un mercado de intercambios eficientes entre productor y consumidor, entre vecino y vecino, sin intermediarios».
Plataformas como Napster bien podrían ser los primeros ejemplos de una tendencia que ha tenido en las redes sociales su principal altavoz. Los expertos consideran que Airbnb es uno de los primeros referentes. La web, presente hoy 192 países, dio sus primeros pasos en 2007. Joe Gebbia y Brian Chesky, que tenían por aquel entonces 27 años, vieron cómo su alquiler se había incrementado en un 25% en apenas unos meses, una cantidad que no podían asumir. Contaban con tres colchones hinchables repartidos por la casa, así que decidieron alquilar las camas. El resto es historia. Una historia en la que España juega un papel preponderante, pues se ha convertido en el tercer mercado mundial de la plataforma, con 35.000 propiedades y 200.000 usuarios que utilizan la página a diario para encontrar alojamiento o poner habitaciones o camas en alquiler. No en vano el pasado año generó 25 millones de euros en nuestro país.
No es el único ejemplo exitoso. Desde el crowfunding, con páginas como Kickstarter y Verkami en las que mecenas anónimos apuestan por proyectos que prácticamente no han echado a andar, hasta los portales de comunicación colaborativa como Beevoz, pasando por iniciativas como 'BlaBlaCar', una red social que cuenta ya con dos millones de usuarios y que permite a los conductores hacer más económicos sus viajes compartiendo gastos con otras personas publicando los anuncios de los trayectos de la página web. Son solo algunos ejemplos de una tendencia que está aquí para quedarse.