Ed Miliband, en el nombre del padre
El líder laborista consigue el apoyo unánime de los políticos británicos al enfrentarse al poderoso 'Daily Mail', que insultó por "comunista" a su progenitor, fallecido hace dos décadas
MADRID Actualizado: GuardarLa siempre difícil relación entre los políticos británicos y los periódicos del país (sobre todo, los tabloides) ha escrito esta semana uno de sus capítulos más paradójicos, pero también, quizá, más edificantes. Por una vez, los buenos han sido los políticos, y han ganado, y como de costumbre, los malos han sido los periodistas sensacionalistas, y por una vez, han perdido.
La historia ha llenado las páginas de los diarios durante toda la semana, y su origen se remonta al lunes. Ese día, el 'Daily Mail', un periódico amarillo de derechas con más de dos millones de lectores en papel (y siete en internet: un auténtico monstruo informativo) publicó que Ralph Miliband, padre del líder del Partido Laborista, Ed Miliband, era un hombre “que odiaba a Gran Bretaña”. Tan contundente sentencia se basaba en unos diarios del joven Ralph, que con 17 años, allá por 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, había escrito: "Los ingleses son nacionalistas rabiosos. Son quizás la gente más nacionalista del mundo... a veces quieres que pierdan (la guerra) para que aprendan".
Precisamente fue la Segunda Guerra Mundial el evento histórico que forjó el carácter de Ralph, un judío nacido en Bruselas hijo de inmigrantes polacos. Su odisea vital lo acabó llevando a Reino Unido, donde murió en 1994 tras una vida como honorable sociólogo y pensador. Por eso ha sorprendido el despiadado ataque del ‘Daily Mail’, que incluso llegó a hacer un macabro juego con las palabras que figuran en la tumba de Ralph: ‘grave socialist’, que se debería traducir como ‘un socialista serio’, pero también, con doble sentido, como ‘peligroso socialista’.
El primero en responder fue, obviamente, el hijo de Ralph. Tras la publicación de la filípica, Ed Miliband contestó que, para su padre, "Gran Bretaña fue una fuente de esperanza y consuelo, no de odio". Las duras polémicas sobre política no justifican la destrucción de la imagen de mi padre (...)" ni cuestionar "el patriotismo de un hombre que arriesgó su vida en la Segunda Guerra Mundial" ni "publicar una foto de su tumba con un juego de palabras de mal gusto", escribió Miliband en la página que el Mail, en su único gesto noble en toda la polémica, le brindó para poder dar su punto de vista.
Pero el título del 'Mail' el segundo día de la bronca (“Repetimos: este hombre odiaba Gran Bretaña”, bajo una foto de Ralph) prometía más batalla, algo que se confirmó cuando la familia Miliband descubrió que en el funeral de un tío de Ed se había infiltrado una periodista del Mail para intentar conseguir información (¿?). Ahí terminó de explotar el asunto. Entonces, el primer ministro, David Cameron, se puso al lado del líder laborista. "Si alguien se metiera con mi padre, me gustaría responderle muy en serio", declaró. Y fue el más suave de todos.
La agencia AFP recoge varias reacciones de estos días. El secretario de Estado de Cameron, Francis Maude, calificó el artículo como “repulsivo”. El lord conservador John Moore, alumno de Ralph Miliband, aseguró: “El ‘Daily Mail’ miente sobre un buen hombre al que conocí. La gente de este país también son buenos y decentes y no quieren que el ‘Daily Mail’ ataque a los familiares fallecidos de los políticos para hacer política". Y el otrora todopoderoso portavoz de Tony Blair entre 1997 y 2003, Alistair Campbell, atronó acusando al director del ‘Daily Mail’ de “matón y cobarde” y afirmando que es este periódico es “lo peor de los valores británicos disfrazado como lo mejor". Otros han recordado que el diario apoyó a Adolf Hitler y a los camisas negras británicos.
Dos veces ha tenido que pedir perdón el ‘Mail’: primero, por la fotografía de la tumba. Después, por intentar infiltrar a la periodista en el funeral de los Miliband. De hecho, suspendió a esta reportera y a su jefe y abrió una investigación interna. Con este choque, Reino Unido se vuelve a cuestionar sobre los límites del periodismo. Sí, está bien que los políticos británicos sean los más marcados del mundo y tengan que enfrentarse todos los días a una prensa de colmillo retorcido. Pero no en el nombre del padre.