ES MÁS FÁCIL DESPEDIR A 1 QUE A 25

Muchas veces hemos escuchado y escucharemos esa típica frase en el mundo del deporte y, sobre todo, en el fútbol. Esta misma semana le ha tocado el turno al compañero Juanma Carrillo, al que no conozco personalmente pero se merece el mayor de mis respetos.

Siempre se anima en el mundo profesional de cualquier ámbito laboral a cuestionarse los hábitos instaurados. Nuestros jefes nos piden que pensemos en si los procedimientos que seguimos desde hace años son correctos, si se pueden mejorar o adaptar a la realidad actual. No hace falta tampoco ni hablar de los cambios en los tipos de contratos laborales en puestos especialistas o de responsabilidad. Donde se hacen habituales los términos 'sueldo fijo' y 'variables en función de objetivos' para que la empresa se asegure ser sostenible en función de cómo vaya el negocio.

Sin embargo, en el ámbito laboral deportivo se hace impensable cualquier cambio. Es lo que siempre se ha hecho y todo el mundo lo hace así. Da igual si en otros mundos deportivos ultraprofesionales como la NBA lleven años con modelos más modernos y con más éxito económico. Aquí continuamente el trabajo de uno de los empleados corre peligro en función del rendimiento de los otros 25. A veces incluso reconociendo que la culpa no es sólo de este empleado cesado: es que es más fácil despedir a uno que a 25. No creo que abunden las empresas en las que destituyan al encargado porque algún empleado no rinda. Lo lógico sería depurar el grado de responsabilidad de cada uno de los empleados implicados y luego tomar decisiones. En el mundo del baloncesto es más habitual que, además de destituciones en técnicos, también sean 'cortados' jugadores por no cumplir las expectativas.

Es virtualmente imposible que siempre la culpa sea siempre del técnico. Quizás las empresas quieren que pensemos en el tópico y picamos cuando nos colocan como cabeza de turco al entrenador, quizás sea un error sobreproteger al resto de empleados o quizás sea verdad y la culpa sea del técnico de turno.