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ESPAÑA

Duran i Lleida discrepa con Mas y se reúne con los socialistas catalanes

Los promotores de la tercera vía buscan madurar un proyecto común para enfrentar al del presidente de la Generalitat y Esquerra

CRISTIAN REINO
BARCELONA.Actualizado:

Las aguas bajan muy revueltas en CiU, la federación de partidos que gobierna en Cataluña. El tenso clima político que vive la comunidad autónoma no solo ha perjudicado las relaciones entre los dos socios de la coalición, especialmente la sintonía de sus dos jefes de filas, sino que las diferencias ideológicas entre Convergencia Democrática, el socio mayoritario y más soberanista, y Unió Democrática, la formación democristiana que rechaza la independencia, aumentan cada vez más. Ya no se trata, como tantas veces en el pasado, de matices en los puntos de vista respecto a una cuestión puntual, ahora son discrepancias de calado sobre el camino emprendido por Artur Mas hacia el estado propio, que pueden llevar incluso a la ruptura de CiU tras tres décadas de matrimonio político.

El líder de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida, el blanco de las críticas de sus socios de Convergencia y de sus «adversarios» -según sus palabras- de Esquerra, quienes le acusan de colocar palos en la rueda del proyecto independentista, puso ayer en evidencia que cada uno de los componentes de CiU mantiene una estrategia prácticamente antagónica respecto al otro en el proceso soberanista.

Convergencia busca, de la mano de Esquerra, la ruptura. Unió, junto al PSC, defiende una salida pactista de encaje de Cataluña dentro de España. A pesar de que Mas rechazó la tercera vía de Duran la semana pasada, el dirigente democristiano dejó claro que no piensa renunciar a sus postulados. Se lo hizo llegar a Mas por las ondas, a través de una entrevista radiofónica en la que no tuvo reparos en discrepar públicamente con el presidente de la Generalitat, y también mediante una discreta reunión privada con la cúpula de los socialistas catalanes, formación que en los últimos días ha iniciado un acercamiento con el PP catalán.

Comida discreta

Socialistas (Pere Navarro y Miquel Iceta) y democristianos (Duran i Lleida y Joan Rigol) se encontraron ayer en un restaurante barcelonés para tratar de «reconducir» el proceso, según señalaron más tarde desde ambos partidos, y para explorar la tercera vía, la opción que tanto el PSC como Unió defienden como alternativa tanto a la independencia como a la negativa a cambio alguno en el 'statu quo' catalán, si bien de momento es una estrategia minoritaria en el Parlamento catalán, donde apenas cuenta con el apoyo del 25% de los diputados. Tras afirmar que su relación con Mas es «mejorable», el portavoz de CiU en el Congreso y el hombre que pasa por ser el enlace catalán en Madrid, volvió a reivindicar su apuesta, porque a su juicio ha dado fruto durante años, en concreto en las dos décadas de gobiernos de Jordi Pujol, al tiempo que recordó a Mas que todos los intentos catalanes por conseguir la independencia han fracasado.

El líder democristiano también discrepó con Mas sobre el posible encaje de una Cataluña independiente en la UE. El presidente catalán mantiene que la Unión no dejara fuera a siete millones de catalanes. Sin embargo, Duran cree que hace tiempo que ha avisado que los tratados europeos son claros y «dicen lo que dicen» y «no se puede decir que Europa pasado mañana nos guardará un sitio».

El presidente de Unió, que presiona a Mas para que la pregunta y la fecha de la consulta no sea pactada únicamente entre Convergencia y Esquerra, sino que escuchen también al PSC y a Iniciativa, avisó del riesgo que corre CiU -y también el PSC- de romperse por culpa del debate soberanista. Fue la segunda advertencia en este sentido en poco menos de una semana. «No me planteo la ruptura con CDC, pero los hechos pueden llegar a situaciones que uno no desea», dijo el viernes. Su amenaza tuvo continuidad ayer. «No quiero que CiU se rompa, pero si alguno provoca, sabré dar respuesta», añadió.

El mensaje va dirigido a los más soberanistas, presionados por Esquerra y las plataformas hacia la independencia, que en el pasado debate de política general lanzaron un ultimátum de tres meses al Estado para que negocie la consulta. Si no lo hace, en diciembre fijarán la fecha y la pregunta de la consulta y llevarán el asunto al Congreso.