La moción de confianza de Letta deja al partido de Berlusconi dividido
Alfano, 'número dos' del PDL, llama a los suyos a apoyar hoy al Gobierno, en choque directo con la línea de 'Il Cavaliere'
ROMA.Actualizado:El Senado italiano votará hoy al mediodía, en una jornada clave, si da su confianza al precario Gobierno de Enrico Letta, pero se juega más Silvio Berlusconi: pensaba derribarle tranquilamente poniendo fin a su alianza, guiado por sus prioridades personales, pero se ha encontrado por sorpresa con una ruptura en su propio partido. Esta vez no todos están dispuestos a seguirle y tragar con otra de sus locuras. Atrás quedan momentos entrañables de la democracia italiana, como ver en 2011 a 314 diputados adultos avalando una reclamación ante el Constitucional como si realmente creyeran que Berlusconi tomaba a la famosa 'Ruby', que se prostituía en su casa, por sobrina de Mubarak y que, por tanto, la sacó de una comisaría para evitar un conflicto diplomático. Hoy el PDL, dividido entre los más fanáticos seguidores del magnate y un sector moderado al que se le ha agotado la paciencia, puede saltar por los aires. Se habla sin rodeos de una escisión en dos, con una parte que salvaría el Ejecutivo en contra de la orden oficial de su líder.
El secretario general del PDL, Angelino Alfano, hasta ahora delfín faldero de Berlusconi y que representa por sorpresa el sector crítico, hizo ayer una declaración que suena a ultimátum: «Sigo firmemente convencido de que todo nuestro partido mañana tiene que votar la confianza a Letta, no hay grupos o grupitos». Otro disidente, Carlo Giovanardi, fue más allá y dio incluso números: aventuró que al menos unos 40 senadores están dispuestos a seguir a Alfano. Son más que suficientes para salvar a Letta, que necesita solo 19 para obtener la mayoría y cubrir el hueco que le deja la ruptura de la alianza con Berlusconi. En la Cámara de Diputados, con un reparto electoral de escaños diferente, no se plantea el problema porque el PD de Letta tiene la mayoría absoluta. A Alfano, que es vicepresidente del Ejecutivo de Letta y ministro de Interior, también le apoyan los otros cuatro miembros del PDL que estaban en el gabinete. De hecho, en una ambigüedad muy italiana, el sábado presentaron su dimisión a regañadientes por orden de Berlusconi pero ayer seguían en el cargo porque no se la habían aceptado. Es más, anoche Letta la rechazó y ahora pueden echarse para atrás. Quizá estaba todo pactado.
En resumen, a estas alturas está claro que algunos del PDL estarán hoy del lado del Gobierno, la gran incógnita es saber cuántos son. Si se quedará en casos aislados o surgirá un grupo consistente. Si es una conspiración seria o cuatro conjurados traicionados a su vez a última hora por el resto. Es la apasionante política italiana.
Los críticos proceden del área de católicos, simpatizantes del movimiento confesional Comunione e Liberazione, democristianos, exsocialistas, liberales. Del otro lado del partido, los llamados 'halcones', entre otros epítetos del mundo animal depredador, hay sobre todo pelotas del adorado líder y mucho fascista. Uno de ellos, Sandro Bondi, refunfuñó ayer que solo votaría la confianza a Letta «si me lo pidiera el presidente Silvio Berlusconi, ningún otro».
Esta es la clave, porque esta tropa se inmolaría en llamas si el magnate se lo pidiera. El líder del PDL a buen seguro se ha quedado descolocado por esta inesperada rebelión interna, inédita en veinte años en que ha hecho lo que le ha dado la gana y siempre le han aplaudido. Es posible que su prioridad sea no romper el partido, pues su plan pasa por ir a unas elecciones anticipadas, y tal vez al final dé la orden de votar hoy de forma compacta y apoyar a Letta, para ocultar sus divisiones. Es perfectamente capaz de inventarse cualquier excusa en el último momento, por muy contradictoria que sea. Algo así como un último ataque de responsabildiad para dar una prórroga al Gobierno y que apruebe los presupuestos. Los medios italianos aseguraban que ayer intentaba darle la vuelta a la tortilla negociando un cambio de postura con Letta, a ver qué sacaba, pero el primer ministro no le hizo ni caso.
La ruptura en el PDL ha llegado porque Berlusconi ha decidido tirar por la borda, a los cinco meses, un sufrido Ejecutivo de izquierda y derecha, el único que salió tras unas elecciones empatadas en febrero y dos meses de bloqueo político. Aunque Italia agoniza en una grave recesión económica y necesita estabilidad, el 'Cavaliere' sólo razona en función de sus intereses. Esta vez le mueve su condena por evasión fiscal en agosto, que llevará este mes al Senado a echarle de su escaño y le impedirá presentarse a las próximas elecciones. Pretende hundir el Ejecutivo para acelerar los tiempos al máximo, con unos comicios incluso en noviembre e intentar a la desesperada un buen resultado. Que le permita seguir chantajeando el poder político, en busca de un blindaje a sus problemas de delincuente, y con un respaldo popular útil para deslegitimar, desde su punto de vista, la condena judicial.