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MUNDO

EE UU se asoma de nuevo al abismo

La falta de acuerdo con la oposición para aprobar los presupuestos amenaza con paralizar la actividad gubernamental a partir de hoy

MERCEDES GALLEGO CORRESPONSAL
NUEVA YORK.Actualizado:

Cerca de 800.000 funcionarios estadounidenses se acostaron anoche pendientes de las noticias para saber si hoy tendrían que trabajar. La oposición republicana se ha negado a aprobar ninguna extensión de los presupuestos que no derogue o al menos posponga la entrada en vigor de la reforma sanitaria, cuyo principal capítulo se estrena hoy, tras fracasar todos los intentos por impedirlo tanto en el Supremo como en el Congreso. Por eso la Cámara baja ha tomado como rehén los presupuestos y amenaza con paralizar el Gobierno y hundir la economía si el Senado, de mayoría demócrata, no accede a sus demandas. Esta vez el líder de esa Cámara alta, Harry Reid, no solo se ha plantado sino que ha aleccionado al presidente para que ni negocie con la oposición, convencido de que el público pasará factura a los conservadores, como ocurrió en 1996.

«Dios mío, si tan urgente es esto, ¿dónde están los senadores?», clamó el portavoz del Capitolio, John Boehner, que podría pagar con su cargo el desafío. El Senado había decidido ni acudir a la Cámara hasta las 2 de la tarde de ayer, y solo para rechazar la extensión de los presupuestos que votó la Cámara baja el sábado por la noche, en la que se posponía la entrada en vigor de esos capítulos de la reforma sanitaria. Los republicanos, por su parte, no daban crédito a que nadie se sentara con ellos. Por eso anoche debatían la posibilidad de prorrogar los presupuestos apenas una semana, con la esperanza de que a sus rivales les tiemble el pulso y se sienten a negociar.

Obama ya daba muestras de que estaba dispuesto al menos a sentarse a hablar, aunque tiene la vista puesta en otros nubarrones todavía más negros. Si el Congreso no aprueba en las próximas dos semanas elevar el techo de la deuda, el próximo día 17 el Tesoro de EE UU solo tendrá en el fondo 30.000 millones de dólares que no serán suficientes para seguir cumpliendo con sus acreedores. Sería la primera vez en la historia que falla al pago de sus obligaciones. El precio que pagaría por ello se traduciría en una devaluación de su calificación crediticia y por tanto en intereses más altos, con graves consecuencias para una economía que aún intenta recuperarse de la crisis y de la que depende el mundo.

Por eso cuando la prensa preguntó ayer a Obama si ya estaba resignado al cierre del Gobierno, el presidente replicó: «Para nada. Pero ciertamente no podemos tener ninguna clase de negociaciones significativas bajo la sombra de fallar potencialmente a nuestros pagos por primera vez en la historia», advirtió. «Nuestra moneda es la reserva del mundo, con eso no se juega. Y ciertamente no permitimos que nuestras diferencias políticas internas sobre temas que no tienen nada que ver con el presupuesto pongan en peligro no solo nuestra economía sino la del mundo».

Turistas y funcionarios

Las primeras consecuencias las sentirían los 783.000 funcionarios considerados no esenciales a los que se obligará a coger una excedencia a partir de hoy. O sea, a quedarse en casa sin trabajo ni sueldo hasta que haya con qué pagarles. En la Casa Blanca, por ejemplo, solo quedarán 436 empleados y asesores, de los 1.265 que trabajan en ella. En la mansión del vicepresidente, solo uno.

En la calle, los primeros en notar las consecuencias serán los turistas, que se encontrarán cerrados todos los museos públicos y monumentos, desde la Estatua de la Libertad en Nueva York hasta el Museo Espacial en Washington DC. Por el momento, seguirán llegando el correo y los cheques de la Seguridad Social, pero las oficinas para sacarse pasaportes o visados estarán cerradas, como las que dan préstamos subsidiados a las pequeñas empresas o expiden permisos de armas.

Los cheques para esta quincena salieron ayer, pero si el duelo se prolonga más de dos semanas, puede que las familias de los militares que patrullan en Afganistán no reciban la nómina de la próxima quincena, al igual que muchos funcionarios. Será entonces cuando el pueblo estadounidense se dé cuenta de lo que está pasando en su Gobierno. Habrá culpa para todos, pero sobre todo para la oposición que lleva a cabo el órdago. Según una encuesta de la CNN, el 46% culpa a los republicanos, el 36% a Obama y el 13% a ambos.

es el porcentaje de los encuestados por la CNN que creen un desastre el cierre del Gobierno. El 46% culpa a los republicanos, el 36% a Obama y el 13% a ambos. A pesar de la gran oposición al cierre, los republicanos creen que vale la pena si ayuda a frenar la reforma sanitaria. Para un 56% del Tea Party sería un triunfo.