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El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en una presentación de las cuentas a los diputados de su grupo parlamentario. :: J. GARCÍA
Economia

Montoro mantiene activa la tijera mientras promete recuperación

Los presupuestos para 2014 prolongan la austeridad y excluyen cualquier estímulo público a la actividad

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Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2014 ya están en el Congreso de los Diputados para su tramitación parlamentaria. Según el ministro de Hacienda, las cuentas son un proyecto «para la recuperación económica» que busca «facilitar la vuelta al crecimiento y a la creación de empleo». No obstante, sus grandes cifras denotan que el Gobierno ha renunciado con estas cuentas a incluir cualquier estímulo a la actividad y ha mantenido su afán por recortar gastos para combatir el déficit. En 2014 seguirán encogiendo los gastos corrientes, la inversión y el consumo públicos y todo repunte de la actividad dependerá del dinamismo del sector privado. La deuda seguirá al alza hasta rozar el 100% del PIB.

España se adentra en un año más de austeridad que afectará de forma desigual a los tres poderes del Estado y a casi todos los organismos públicos. Los ministerios del Gobierno verán reducidas un 4,7% sus partidas de gasto corriente; el Consejo General del Poder Judicial perderá un 7,7% de sus fondos y el Parlamento verá congelados los suyos. La dotación de la Casa del Rey bajará un 2% y la del Tribunal Constitucional un 2,7%. La tijera de Montoro también afectará al gasto dedicado a pagar nóminas de los empleados de la administración, sobre todo del personal activo, cuyos fondos bajarán un 1,6% por la congelación de salarios y la no reposición de plantillas.

La austeridad también se percibe en la evolución prevista de la inversión y el consumo públicos, que no contribuirán a la anunciada mejora en la evolución de la demanda nacional. Según consta en el proyecto de presupuestos, el consumo público -que está en caída libre desde 2010- se reducirá en 2014 un 2,9% adicional. Mientras, las inversiones reales del Estado a ejecutar en el período caerán un 9,8%, hasta 4.732,1 millones de euros, y las inversiones en infraestructuras bajarán un 8,6%, hasta un montante de 5.452,44 millones que a duras penas garantiza el mantenimiento de lo que ya está construido. «Es un presupuesto sin mayor inversión porque tenemos que atender la prioridad de otros gastos», justificó el ministro.

¿Cómo casan todos esos recortes con un crecimiento estimado del PIB del 0,7% y con una fuerte atenuación de la caída de la demanda interna? La clave, según dio a entender Cristóbal Montoro en su comparecencia, será un sector privado que ya «se está desapalancando». «Está creciendo el ahorro y la inversión de las empresas y hogares, y los mercados lo están premiando». «Las empresas cotizadas están viviendo una recapitalización», celebró el responsable de Hacienda, quien destacó también la ganancia de competitividad que están experimentando las compañías españolas por la vía de la reducción de costes unitarios.

El Gobierno estima así que en 2014 el consumo final del sector privado crecerá un 0,2%, frente a los desplomes del 2,6% y del 2,8% de 2013 y 2012, respectivamente. Del dinamismo esperado del sector privado también da idea el cálculo de la formación bruta de capital, que según el cuadro macroeconómico subirá un 0,2% en conjunto pese a la esperada caída de la inversión pública. El Ejecutivo espera que la actividad inversora será especialmente vigorosa en los bienes de equipo, con un aumento del 2,7%, aunque seguirá el ajuste de la inversión en construcción. El sector exportador mantendrá su fortaleza y aportará 5,5 puntos al crecimiento.

Estabilidad política

El otro gran pilar al que Montoro fió la débil recuperación que anuncian sus cuentas es «la estabilidad política» de que goza España en contraste con países como Italia, al que los mercados pasan factura estos días por su inestabilidad en forma de una mayor prima de riesgo. El ministro aseguró que España ha superado los tiempos convulsos en que estaba en cuestión su viabilidad. Frente a lo ocurrido en años pretéritos, explicó que «lo que hace más creíbles estos presupuestos es el escenario económico» en el que -aseguró- el Gobierno ha situado su pronóstico de crecimiento en la banda baja de lo estimado por los expertos.

Montoro insistió en que el 52,6% del gasto presupuestado es «social». Las partidas destinadas a pensiones y prestaciones por desempleo suben un 4,9% y un 10,1% respecto del presupuesto de 2013. No obstante, una cosa es el plan y otra distinta su ejecución, así que los fondos dedicados a parados caen un 5,3% respecto de la liquidación prevista para este ejercicio. Las partidas para Vivienda suben un 4,4% y las destinadas a becas un 21,5%.

El Gobierno sostiene que ha podido realizar ese esfuerzo entre otras cosas gracias al ahorro en la factura de intereses de la deuda, que baja un 5,2%, hasta 36.590 millones por la caída de la prima de riesgo. Aun así, el ratio de deuda sobre el PIB seguirá aumentando hasta 94,2% en 2013 y el 99,8% en 2014. Montoro aseguró estar «en condiciones de garantizar» que se cumplirá el objetivo de reducir el déficit hasta el 5,8% del PIB el año próximo.