Conducir perjudica los ovarios
Un jeque saudí asegura que las mujeres que toman el volante sufren una presión de la pelvis que se traduce en daños para el recién nacido
Actualizado:Predicar en el desierto debe de ser duro. Tanto que uno acaba diciendo sandeces. Es lo que le ha pasado al jeque saudí Saleh al Lohaidan, un clérigo que además es consejero del Ministerio de Justicia. Este hombre, a quien le subleva que las mujeres de su país conduzcan, ha alzado la voz, y lo malo es que en vez de invocar la tradición o la autoridad divina, el jeque ha apelado a argumentos supuestamente científicos. Dice el religioso que las mujeres al volante se exponen al riesgo de sufrir un daño irreparable en los ovarios.
Según su razonamiento, está demostrado que la conducción automovilística ejerce una presión sobre la pelvis hacia arriba que se acaba trasladando a los órganos reproductores femeninos. «Por eso encontramos que aquellas mujeres que conducen habitualmente tienen niños con problemas clínicos de diferentes niveles», declara el jeque al diario Al Sabq.
A la vista de las peligrosas consecuencias que comporta pisar el embrague, Saleh al Lohaidan hace un llamamiento a las mujeres para que antepongan la «razón frente al corazón» y atemperen sus «emociones y pasiones». Por ahora, el clérigo nada ha advertido de los efectos de la conducción sobre los testículos, se ignora si porque la ciencia no ha investigado lo suficiente o porque las secuelas de los acelerones son inocuos para el escroto.
El jeque se enfrenta de esta manera a las mujeres que, desafiando las prohibiciones, reivindican su derecho a manejar un vehículo a motor. En Arabia Saudí, donde impera una interpretación rigorista del Corán y la tradición islámica, la conducción está vetada al sexo femenino, aunque Alá no tuviera nada contra el motor de explosión.
Al Lohaidan, por el contrario, tiene muchas objeciones. No obstante, tampoco es un ogro y admite la conducción femenina en casos de extrema necesidad. Un ejemplo: si el marido enferma en pleno viaje, está justificado que la mujer tome el mando, sobre todo si el trayecto es largo.
Las palabras del jeque han tenido mayor resonancia al coincidir con una polémica iniciativa a favor de las mujeres al volante. En las últimas semanas se ha desarrollado una campaña para que las saudíes desobedezcan las normas y se atrevan circular por las calles. El plan ha cosechado algunos apoyos que han hecho temblar a las autoridades, temerosas de que la llave de la revolución femenina sea la de contacto.
La prohibición de conducir se remonta a 1990, cuando el difunto muftí de Arabia Saudí, el jeque Abdulaziz bin Baz, aprobó un edicto religioso con la proscripción. Quien ose desafiar la ley se arriesga a ser detenida y a ver su vehículo incautado.