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Arturito 'por tu mare de tu arma', apúntame

FERNANDO SIVRE GILABERT
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Sr. director, le ruego reenvíe este artículo al registro general de la Generalitat, para que me sea concedido el honor de ingresar por méritos propios en la «lista» de enemigos de Cataluña, que el fantoche Oriol y su marioneta Arturito han propuesto. Le solicito que lo haga con acuse de recibo, para tener la certeza de que el procedimiento tiene la consistencia requerida, de igual forma supongo que cuando los «buenos catalanes» sean inscritos en la otra lista y le acusen recibo de su inscripción. Dicho acto tendrá un efecto de la máxima importancia en el «Régimen» clientelar que ya funciona en Cataluña desde hace tres décadas. Yo conozco bien este tipo de «Regímenes», porque vivo en Andalucía y lo soporto también desde entonces.

Estas listas de naturaleza administrativa, propia de regímenes donde reina el terror, quizás en Corea del Norte y Cuba sean cotidianas, donde se le hace la vida imposible al que disidente, no ha merecido el menor comentario crítico en los medios de comunicación catalanes. Ni un editorial conjunto, ni una opinión contraria, ni aún como broma de los «malajes» de TV3 que acostumbran de manera permanente contra lo español. Acuérdense cuando «le pegaban un tiro» al Rey de España. Ni un manifiesto de los «abajo firmantes» paniaguados por la Generalitat.

Espero que la reacción española en toda regla no se haga esperar. Han basado todo en una «Historia» absolutamente tergiversada. Tanto es así que «la supuesta pérdida de libertades», tal y como lo entienden los mandamases actuales catalanes, casi todos licenciados en historia, no ocurrió un 11 de septiembre sino algunos días posteriores. Por lo tanto han inventado hasta la fecha, pero lo peor es que la invención va acompañada de otra, la de una ideología. ¿Porque qué celebran, la cultura de Cataluña, sus características propias, sus aspiraciones? Pues bien, si se consideran signos de identidad propios a «la Estelada», esta era la bandera comunista de la izquierda radical catalana, a la que se le añadió la estrella de la bandera cubana. Muy democrática todas y cada una de las cuatro barras. Otro, «el caganer», entrañable personaje. Va haber muchos sin necesidad de belenes, si a los españoles se nos hinchan «los cullones». Esta palabra sí que es catalana de verdad. Pero nada de exclusivo y originario, como sí en el resto de España tuviéramos sangre azul y no tuviéramos necesidad de aliviar. La «pela», que todo indica será la futura moneda catalana. Nosotros la llamábamos pesetas, pero ahora hemos advertido sin género de dudas las bondades del euro y no vamos a renunciar a él, metiéndonos en el charco del fango de la inmundicia.