FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN

Diego Costa hurga en la herida

El Atlético da un repaso a un Madrid desesperado y propina otro golpe histórico al eterno rival, abroncado por su público

MADRID Actualizado: Guardar
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Ahuyentado en la final de Copa el miedo que acogotaba siempre al Atlético ante el Real Madrid, los rojiblancos propinaron en el Bernabéu otro golpe histórico al eterno rival. Con un gol de Diego Costa que hurga en la herida de un Madrid al que le atenazan las urgencias y ya se ha complicado la Liga cuando sólo se lleva un mes y medio, el Atlético confirmó en un terreno que ya no es maldito que es una alternativa real al título. Mientras, el desesperado Madrid, sin juego ni ideas, y en una peligrosa dinámica de indefinición, pierde aún más crédito, sometido por un equipo con hechuras de grande que ya no es sólo carácter, liderado por un técnico que ofreció una nueva lección táctica. El Madrid, en el debut de Bale, acabó abroncado por su propio público, porque no sólo perdió de nuevo ante el Atlético en la Liga casi 14 años después, sino que ratificó su desorden e incapacidad para crear y profundizar ante rivales cerrados, aunque los rojiblancos también tuvieron fútbol. Con ese arma del que carecen los blancos, el ‘Atleti’ firmó su mejor inicio liguero de siempre, mientras se tambalea este Madrid de una riqueza económica que no tiene reflejo en el campo.

El Madrid continúa sin enterarse en este arranque de curso, pero, a pesar de sus antecedentes frente a rivales pequeños y muy inferiores y tras una presunta conjura, sí fue muy sorprendente el baño que le dio el Atlético en la primera mitad. Los blancos, sin elaborar una sola jugada, sólo remataron entonces una vez a puerta y los rojiblancos pudieron sentenciar en 45 minutos a un rival desordenado por completo y desquiciado por momentos. No sólo destruyó el Atlético, sino que también jugó y explotó todas las debilidades defensivas del equipo de Ancelotti. El Madrid, ni creó ni contragolpeó, y el conjunto de Simeone, con las ideas muy claras para desactivar al favorito, provocó la alarma en cada balón robado camino de la portería de Diego López.

Le cerró el Atlético todos los espacios al Madrid sin necesidad de hacer apenas una falta, y solo diez minutos después de que Diego Costa aprovechase la primera de la que dispuso, Cristiano, en uno de sus peores partidos vestido de blanco, debió irse a la banda izquierda, porque por el centro, junto a Benzema, estuvo totalmente nulo, sin recibir una pelota de sus compañeros, que no encontraron nunca una salida. Solamente, antes de que saliese Morata y el Madrid tocase a rebato, la encontró en algún momento Di María, pero a Ancelotti se le ocurrió mejor idea que retirar en el descanso a uno de los mejores para hacer debutar en el Bernabéu a Bale. Ya sorprendió el italiano a dejar en el banquillo a Modric y alinear a Illarra, supuestamente para dotar de músculo a su centro del campo frente a un enemigo que mata por cada balón dividido.

Fue el mundo al revés. La calidad la ponía el Atlético y la agresividad el Madrid, desarbolado en cada ofensiva colchonera y con una defensa de verbena, como constató en un córner rematado de cabeza por Tiago casi en el área pequeña, llegando desde atrás, sin que nadie saliese a por el portugués. Un despropósito más de un equipo que está en construcción pero al que ya se le exige una reacción. Lastrado por su incapacidad para jugar, no la tuvo durante todo un primer tiempo en el que los de Simeone, insuperables en defensa y entregados al sacrificio, mantuvieron una serenidad sorprendente. Todos, excepto Diego Costa, a quien le gusta estar en todas, se ganó una amarilla tras el descanso y se arriesgó a no acabar el encuentro.

Diego López y Courtois

El Atlético, jugando y a balón parado, encendió las alarmas blancas en cada llegada que tuvo. Las de los blancos no existieron, porque si ya de por sí este Madrid de Ancelotti tiene muchísimas dificultades ante rivales que se agolpan atrás, si falta desborde y Cristiano e Isco -el técnico fue silbado por retirarle- pasan desapercibidos, resulta imposible. Tampoco le dio resultado al técnico italiano el cambio de Illarra por Modric, porque el Atlético siguió a lo suyo, concentrado atrás y presionando y percutiendo para robar e intentar salir a la contra, pero siempre tocando, con un Koke que además de ser ya el máximo asistente de la Liga no para de crecer y se ha ganado el derecho a ser la cabeza del mediocampo rojiblanco. Tampoco precisó el Atlético que Villa entrase demasiado en juego, porque con su entrega colectiva y Diego Costa tenía más que suficiente.

En una defensa que no dejó de hacer aguas y en la que Coentrao demostró que no está para jugar en el Madrid, Diego López debió salvar a su equipo con un par de intervenciones casi milagrosas, la primera cuando se acercaba el descanso, cómo no, en otro saque de esquina, y la segunda, a falta de media hora, cuando en otro contraataque de libro y frente a una zaga rota, evitó con su pierna el segundo de Diego Costa. Ahí pudo amarrar el Atlético el triunfo, pero incluso le sobró tiempo -también el remate al palo de Koke en el minuto 81-, porque el Madrid, aunque pudo marcar el revulsivo Morata en dos ocasiones -salvadas por Courtois- sólo se movió a impulsos de ahí al final. Y ahora no puede achacar una derrota tan merecida a la mala suerte.