Messi echa balones fuera
El argentino asegura ante el juez que era ajeno a la gestión de sus derechos de imagen y su padre carga con la responsabilidad
BARCELONAActualizado:Si alguien buscaba similitudes en el paseíllo que hicieron ante los juzgados Leo Messi e Iñaki Urdangarin, ambos imputados por un juez, -pero por casos distintos- las coincidencias brillaron por su ausencia. El futbolista del FC Barcelona compareció este viernes ante el juez para declarar por un presunto fraude fiscal y, lejos de encontrarse con un público hostil, como le pasó al exbalonmanista en Palma en el mes de febrero de este año, el argentino fue recibido en los juzgados de Gavà (Barcelona) con aplausos y una ovación cerrada. A pesar de que en el pasado se olvidó presuntamente de que ‘Hacienda somos todos’, Messi fue aclamado casi como un héroe, firmó autógrafos, se fotografió con el personal del juzgado y fue agasajado (con gritos de ‘Messi campeón’ o ‘Messi presidente’) como cuando gambetea en el Camp Nou y mete los golazos que acostumbra. E igual que en el terreno de juego, entró como un rayo, cogió la banda y salió airoso. Tenía prisa porque tenía que incorporarse a la concentración de su equipo que este sábado juega en Almería.
El de Rosario no perdió la sonrisa y se mostró muy tranquilo, tanto a la entrada como a la salida de la sede judicial, porque de alguna manera ya había regularizado sus problemas con el fisco, previo paso por caja. El futbolista estuvo unas dos horas, aunque sólo declaró durante treinta minutos. Los justos para decirle al juez que desconocía en absoluto todas las cuestiones relativas a la gestión de sus derechos de imagen y el pago de impuestos y que los asuntos relacionados con sus ingresos los había delegado a su padre. Quien cargó, por tanto, con la responsabilidad fue el progenitor del jugador, que le dijo al juez que el 10 azulgrana solo dedicaba a jugar y no sabía nada de los aspectos tributarios y del abono fiscal de tributos. En el entorno de los Messi, en cualquier caso, cargan las tintas contra un antiguo representante del futbolista, Rodolfo Schinocca, que es quien habría creado el entramado societario con el que gestionaba los derechos de imagen del rosarino.
Leo Messi y su padre, Jorge Messi, comparecieron ante el titular del Juzgado de Instrucción 3 de Gavà como imputados por un presunto delito de fraude fiscal de más de cuatro millones de euros en la gestión de los derechos de imagen del jugador azulgrana. Según la denuncia que presentó la Fiscalía, Messi y su progenitor habrían utilizado el artificio de ceder los derechos de imagen del jugador a empresas fantasma radicadas en Uruguay y Belice para burlar al fisco. En total son 4,1 millones los que habrían dejado de declarar, sobre un total de 10 millones que es la cifra que el crack argentino ingresó por sus derechos de imagen entre 2007 y 2009. Messi y su padre abonaron el 14 de agosto pasado en el juzgado 5,01 millones de euros como "pago reparatorio" por el fraude, aunque este pago no les eximía de dar explicaciones ante el juez. Además, poco después de sus imputaciones, el futbolista y Jorge Messi se apresuraron a pagar a la Agencia Tributaria 10 millones de euros en declaraciones complementarias del IRPF por sus derechos de imagen correspondientes a 2010 y 2011 como gesto de buena fe.
Ni Messi ni su padre hicieron declaraciones tras responder ante el juez, pero sí comparecieron sus abogados, que insistieron en que sus defendidos han tenido durante toda la investigación del caso una gran voluntad de "regularizar su relación con la agencia tributaria". "La instrucción de la familia Messi ha sido transparencia y claridad", dijo el letrado Cristóbal Martell. Y también, añadió, “colaboración” en el esclarecimiento de los hechos, “aportando datos y magnitudes económicas”. Según el abogado, después de las citaciones, ha quedado evidenciado que había “escasa voluntad defraudadora” por parte de la familia Messi.
Padre e hijo se enfrentaban a una pena de cárcel de hasta seis años y una multa similar a la cantidad defraudada, más una sanción que podía ser del doble al séxtuplo de lo estafado. Es decir, entre 12 y 28 millones.