Servidumbres militares
El contrato con la Armada de los Estados Unidos para el mantenimiento y la reparación de cuatro destructores es la cara amable de una situación estratégica
Actualizado: GuardarLa provincia de Cádiz es un territorio fronterizo. No quedan muchos ya en Europa, que ha eliminado afortunadamente la mayoría de sus límites políticos como garantía de ausencia de conflictos bélicos, tras un siglo sangriento. Pero de las restantes, Cádiz se lleva una buena parte. Es el límite sur de todo el continente y, Gibraltar al margen, es la puerta del puente figurado pero más cercano a África. Además, es también límite geográfico con el Mediterráneo y esa circunstancia inmutable le supone muchas servidumbres. Siempre será lugar de paso para distintas formas de delincuencia, desde el tráfico de personas hasta el de drogas, pasando por el de todo tipo de mercancías ilegales. Pero también lo convierte en territorio militar de importancia estratégica prioritaria. Esa condición es tan antigua que amenaza con ser eterna y tiene muchos inconvenientes. Desde el suelo utilizado por distintas fuerzas militares hasta el riesgo de ser escenario de ataques de distinta naturaleza. Pero una vez admitido que la característica es obligada, a los habitantes de esta zona les toca intentar darle la vuelta a la moneda y buscar la cara mejor a una situación de imposible modificación. El contrato con la Armada de los Estados Unidos para el mantenimiento y la reparación de cuatro destructores supone una muestra de esas ventajas. Cádiz tiene que aprovechar su ubicación estratégica, ya que está obligada a sufrirla. Si no lo hiciera, tendría que soportar las desventajas sin beneficiarse de ningún aprovechamiento. Por más duro que pueda parecer a según qué sectores del buenismo progresista, este escenario es el real. Y no es de hoy ni de ayer. Tiene varios siglos de antigüedad.