El Rey despacha con el Gobierno tras salir de la UCI para dar un mensaje de normalidad
La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, reconoce haber encontrado al Monarca «muy despejado»
MADRID. Actualizado: GuardarLa cuenta atrás para la próxima operación del Rey, que podría tener lugar a finales de noviembre, sigue por el momento los ritmos previstos. Don Juan Carlos abandonó la Unidad de Cuidados Intensivos en la mañana de ayer para pasar a planta, donde permanecerá hasta la semana que viene, y, según el parte médico, su evolución resulta «altamente satisfactoria». Después podrá retomar una parte de su agenda que, en palabras del doctor Miguel Cabanela, encargado de la intervención, «siempre será un poco limitada» .
Quedan por delante seis semanas con antibióticos por vía intravenosa para combatir la infección generada en torno a la prótesis que le fue implantada el pasado noviembre en la cadera izquierda y otras dos semanas más de descanso antes de que el Monarca vuelva al quirófano. Solo entonces se le podrá realizar la operación que pretende ser definitiva, en la que se le extraerá la pieza provisional, envuelta en medicamentos, que le fue colocada con éxito el martes por la noche «con el mínimo trauma en la copa y en el fémur», según su cirujano.
En su primer día de convalecencia en el Hospital Universitario Quirón, don Juan Carlos tan solo recibió visitas de la Familia Real y de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que ya el martes acudió al centro médico al tiempo que se producía la operación. Pero también habló por teléfono con el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, que se encuentra en Nueva York, en la Asamblea de la ONU.
La primera en llegar, pasadas las doce del mediodía, y la última en irse fue la reina Sofía. Después llegaron los Príncipes de Asturias, que permanecieron junto al jefe del Estado algo más de una hora y media. Cuando el Heredero ya había abandonado el hospital, hizo su aparición la infanta Cristina que, desde el mes pasado, reside en Suiza con sus hijos y sin su marido, Iñaki Urdangarin, apartado simbólicamente de la página web de la Familia Real a finales del año pasado por su comportamiento «no ejemplar» en el 'caso Nóos'. Esta vez no la acompañaba el duque de Palma, que sí lo hizo, para sorpresa de los propios asesores de la Casa Real, y previo consentimiento del Monarca, tras la intervención de noviembre. Sin embargo, junto a ella iba su secretario personal, Carlos García-Revenga, llamado a declarar como imputado por el juez que instruye la causa.
«Interesado por todo»
Don Felipe, que abandonó el hospital poco antes de las tres de la tarde, aseguró haber visto al Rey «muy animado» e «interesado por todo». Una apreciación que también reiteró la número dos del Ejecutivo tras su visita. Sáenz de Santamaría afirmó incluso que había encontrado al Monarca «muy despejado», además de animado, y «con un color estupendo». «Hemos despachado cuestiones del próximo Consejo de Ministros y algunas decisiones de interés. ¡En plena forma!», exclamó.
Tanto desde el Ejecutivo como desde la propia Zarzuela se ha intentado en todo momento minimizar la importancia de esta nueva entrada del jefe del Estado en el quirófano, la quinta en poco más de año y medio. Sobre todo, porque no son ajenos al debate que su estado de salud lleva meses generando en un momento tremendamente delicado para la institución. El Príncipe también puso ayer su granito de arena en esa estrategia y afirmó que don Juan Carlos estaba «con ganas de ponerse en pie en cuanto los médicos se lo permitan».
En realidad, según las explicaciones ofrecidas en la noche del martes por el doctor Cabanelas, podía levantarse desde ayer mismo para empezar a caminar con un andador o muletas. Una vez la herida esté cerrada empezará a hacer rehabilitación en una piscina. Pero tendrán que pasar al menos tres meses hasta que el Rey pueda andar con «normalidad» (algo que no hacía aún antes de ser ingresado). Durante ese tiempo tendrá que «tomarse las cosas con calma». Lo que ya dejó claro el eminente cirujano es que no podrá asistir al desfile del 12 de octubre, que exige estar varias horas de pie, ni a la Cumbre Iberoamericana en Panamá, el 18 y 19, ni a nada que implique desplazamientos relativamente largos.